C17

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'HOLA MAMÁ!'

La puerta de la gran casa de los Potter se abrió estrepitosamente. La mujer de cabellos negros dejó lo que estaba haciendo y salió a recibir a sus dos hijos.

Atravesó el pasillo sonriendo. Había regresado la alegría de la casa o lo que era lo mismo, James y Sirius.

'¿Como están mis chicos favoritos?'

Los dos chicos la abrazaron y se dejaron besar en la mejilla por la mujer. El padre de James aparcó los baúles flotantes en el recibidor de la casa.

'Encantadísimos de volverla a ver, señora Potter.' - Sirius se inclinó y le besó la mano. - 'Estais cada día más hermosa y parecéis una jovencita de veinte años. Si no fuera por el señor Potter, que me acoge en esta casa, no dudaría en invitarla innumerables veces a salir y a pasear por estos hermosos parajes bañados de la nieve de invierno.'

Una mano lo agarró del cuello de la túnica de Hogwart y James esbozó una sonrisa divertida. El muchacho de ojos grises tragó saliva.

'Sirius, ni se te ocurra intentar quitarme a mi mujer.' - Le susurró el padre de James al oído, medio en broma. - 'Por que te castro como si fueras un perro.'

¿De quien provenian esos irrefrenables celos de James¿Alguna duda?

'Oh, vamos cariño!' - La madre de James sonrió alagada y complacida tanto por Sirius como por su marido. - 'Esta noche prepararé una buena cena para celebrar vuestra vuelta a casa!'

'En realidad ya es un perro.' - Soltó James, provocando que su amigo le diera un codazo en la barriga.- 'Pero si lo castraras harías llorar a Hogwarts entero.'

Los señores Potter se miraron y no pudieron evitar reprimir una sonrisa pícara.

'Así que mis dos niños ya son unos hombretones!'

'Pues espero que seáis tan hombretones como para ayudarme en un par de cosas en casa.' - El padre de James les dio unas palmadas en la espalda. - 'Tengo un boggart en un cajón del garaje...Y aún no sé ni lo que tenemos en el desván.'

'Sería conveniente que sacarais ese boggart y lo que quiera que haya en el desván antes del día de Navidad...' - Dorea Potter se dirigió hacia la cocina. - 'Vendrá toda la familia y los amigos, y quiero la casa impecable!'

'Pues mamá, ya sabes lo que pasa cada año con las lechuzas el día de Navidad.'

'Lo sé cariño.' - Su madre miró a los muchachos con una sonrisa maliciosa. -'¿Supongo que ya imagináis quien limpiara cada cagada de cada una de las lechuzas que se cuele en mi casa, no?'

'Nosotros...' - Murmuraron Sirius y James a la vez.

'Exacto!'

Lily puso un pie en su jardín y marcó su huella en la nieve. En la puerta, su madre la esperaba con los brazos abiertos para abrazarla.

'Amor!' - Le dijo la mujer de cabellos castaños claros cuando la estrechó entre sus brazos. - 'Que alegría verte!'

'Os he echado de menos!'

'¿Os importaría ayudarme?' - Gritó el padre de Lily, pelirrojo como ella, intentando sacar del maletero del coche, el baúl de su hija. - 'Pesa un poco.'

Lily sacó su varita.

'No apuntes a papá con eso, bicho!' - Lily reconoció la aguda voz de su hermana.

'Apuntaba al baúl.' - Le respondió Lily encarándose a ella.

'Niñas no empecéis!' - Las cortó su madre.- 'Y tu Petunia, Lily acaba de llegar. No quiero escuchar ni una palabra como la de antes o te castigaré!'

Un quizás de James y Lily PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora