C39

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El expreso hacia Londres partía aquella mañana de Hogwarts. Desde primera hora todo fue bullicio y jaleo. Pero no toda esa expectación se debía al viaje, ni a que habían llegado las vacaciones, no. Se debía a que las mazmorras, las escaleras que bajaban a ellas y el rellano de abajo estaban destrozadas. Incluso una columna había sido derribada y el techo de una de las antiguas celdas del castillo se había derrumbado. Por doquier había escombros y para hacerlo más horrible, restos de sangre.

¿Una broma de alguien? No, ni siquiera los Merodeadores se atreverían a hacer algo así. Además la sangre señalaba a otra cosa, algo más cruel que una simple broma.

¿Una batalla? Sí, claro que sí. No había más. Tampoco hacía falta preguntar entre quién se dio esa pelea, todos lo imaginaban. Esos Sangre Pura habían vuelto a verse frustrados por esos misteriosos alumnos que los acechaban.

¿Pero porqué no habían escuchado los gritos, los estallidos, los conjuros y el derrumbamiento de la celda? Los profesores estaban terriblemente enfadados. Un simple conjuro en la puerta de cada uno de sus despachos había sido suficiente para evadirlos de la batalla, para evitar que intervinieran.

En el expreso, una de las implicadas en el suceso meditaba en silencio, a solas en un vagón. Se había marchado sin decir nada a los demás, tan solo dejando una carta. No había tiempo para explicaciones, lo que le había sido revelado la noche anterior requería ser confirmado cuanto antes por ella misma.

'Merlín...' - Murmuró la chica, presa de la angustia y de los nervios. - 'Que no sea cierto...'

En otro vagón, en la otra punta del tren, dos muchachos de Slyhterin meditaban también en absoluto silencio. Se habían encerrado allí dejando a sus compañeros de lado para acabar de resolver una asunto que los había dejado varias noches sin dormir. Regulus Black y Nick Devoir sabían que aunque ellos, los Sangre Pura, habían cogido absolutamente desprevenidos a los Gryffindors, se había confirmado que sus planes habían sido descubiertos otra vez más por estos últimos. Tres veces iban ya, cuatro contando la de Hewitt y Evans. No era casualidad.

'Un traidor.' - Siseó Devoir con la mirada cargada de ira. - 'Alguien esta pasando información.'

'¿Severus otra vez?' - Regulus arqueó una ceja.

'No, por mucho que Severus quiera a esa sangresucia, no le chivaría nada a Potter y los suyos.' - Nick sonrió divertido. - 'Piensa que lo llevan martirizando desde primero, Severus quiere verlos muertos.'

'Tienes razón, pero...' - Regulus frunció el ceño. - '...sinceramente, no veo capaz a nadie más de traicionarnos. Ningún Slytherin lo haría.'

Entonces los dos pensaron en la misma persona. Un mismo nombre les vino a la cabeza. Se miraron a los ojos, pero al momento desestimaron esa opción.

'Es imposible...' - Regulus rió ante la estupidez que acababa de pensar. - 'Anthea es más noble que todos nosotros juntos. No traicionaría los principios en los que ha sido educada desde pequeña.'

'Ella es como si fuera de Slyhterin. Es una tontería pensar que es ella la traidora, sobretodo teniendo en cuenta quien son sus padres.'- Nick se levantó, se acercó a la ventana y observó le paisaje. - 'Aún así hay alguien que esta pasando información.'

'Piensa que Dumbledore se entera de todo.' - Le dijo Regulus, mirándolo por el reflejo de la ventana.- 'El Señor Oscuro ya nos lo advirtió.'- Pero Nick no lo escuchaba, se le había ocurrido la solución.

'Te enseñaron en Durmstang a usar esa magia, ¿cierto?' - Devoir se giró y lo miró a los ojos. Estaba empecinado en seguir con su teoría de que había un traidor. - '¿La dominas, verdad?'

Un quizás de James y Lily PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora