C23

6K 265 154
                                    

La noticia explotó como una bomba a la mañana siguiente en el Colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts. Los alumnos picaron en las puertas de los despachos de sus tutores de casa, asustados y nerviosos por aquel ataque hecho a sangre fría contra las dos alumnas. Pedían explicaciones por lo ocurrido. No era la primera vez en aquel año que ocurría algo así...

La frase escrita en la pared había sido borrada y el Director Dumbledore ordenó a los profesores y los alumnos que la leyeron aquella noche, que nadie dijera nada. De esa manera, el nombre de Lord Voldemort seguiría siendo un pequeño rumor y no adquiriría la importancia que sus seguidores habían pretendido que tuviera con aquel ataque, que por pura suerte, no les había salido a la perfección.

Dumbledore explicó lo ocurrido en el desayuno a sus estudiantes y tan solo ocultó la frase escrita en la pared. Después de esto, los alumnos se sintieron más calmados y pasaron el fin de semana algo mejor. Aún así, el nombre de los Sangre Pura tuvo un efecto aterrador entre los jóvenes de Hogwarts y dio mucho que hablar.

Cuando Sam despertó aquella mañana, se encontró sola en la Sala de los Menesteres. Se estirazó con cuidado en la cama y comprobó que lo único que le seguía doliendo era su hombro izquierdo y aquel chichón en la parte de la cabeza que seguía sin saber de donde había salido. Dedujo que Sirius se habría marchado a primera hora de la mañana y supuso que seguramente estaría reunido con Remus y Peter o habría bajado a ver a Lily y a James.

'Mas vale que vaya a darme una ducha antes de bajar a ver a Lily.' - Se levantó de la cama y dobló con cuidado la túnica de Sirius que seguía allí.

No pudo evitar aquella expresión de dulzura al estrechar la túnica entre sus brazos. Olía a aquella colonia que siempre llevaba el guapo Black y que ella le había dicho miles de veces que apestaba a estiércol.

'BUENOS DÍAS!' - Sam tuvo que taparse las orejas con las manos por semejante berrido. - 'EL DESAYUNO ESTA LISTO!'

Sirius Black entró en la Sala de los Menesteres trayendo tras de si, levitando, montones de bandejas llenas de comida. Con su varita las dirigió hacia la mesa que había en aquella habitación y estas se dejaron caer suavemente.

'¿De donde has sacado todo eso?' - A Sam se le hacía la boca agua.

'De las cocinas.' - Sirius caminó hasta ella con una sonrisa orgullosa. - '¿De dónde quieres que lo saque sino, querida Sam?'

'Ladrón.'

'En el dormitorio nos damos cada banquete que ni te imaginas!' - Le cogió la cara y la miró a los ojos. - '¿Estas bien?'

'Solo me duele el hombro un poco y un chichón de aquí de la cabeza, que ya lo tenía antes del ataque y no sé ni como me lo hice.'

Sirius se rascó la nuca y miró hacia otro lado.

'Por lo demás tengo un hambre que me muero.' - Continuó Sam mirando la comida con deseo.

'Pues a comer!'

Lily estaba desayunando también, sentada en la cama de la enfermería. Le habían quitado la bolsa de sangre y afortunadamente tenía mejor color de cara.

'No sabía que comieras tanto...' - Musitó James al ver como engullía la pelirroja. - 'Y eso que estas hecha un palo.'

'¿No has oído nunca decir que el desayuno es la comida más importante del día?'

'Sí...pero tu tragas como si fueras un troll.'

'Oye!' - Lily le tiró un cojín a la cara riendo. - 'No me insultes que estoy anémica por la pérdida de sangre!'

Un quizás de James y Lily PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora