C18

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Anthea Landry paseaba por su salón dirigiendo su mejor sonrisa a los invitados de su madre. La familia Malfoy, los Black, los Lestrange, los Devoir... Se maldijo por no haber pasado las Navidades en Hogwarts, sin duda habría sido mejor que eso. Ni Sirius estaba, puesto que ya no pertenecía a los Black, y Sam tampoco asistiría. La familia Hewitt estaba celebrando la Navidad con su familia de Italia.

La muchacha rubia era la envidia de todas las mujeres allí presentes. Anthea, a pesar de sus 16 años, era toda una mujer. El rostro bellísimo, los ojos cafés, los dientes blancos y los labios finos y rojizos. El cabello lacio y brillante recogido con una rosa del jardín, cayendo liso por su hombro izquierdo. Ocultaba sus curvas de mujer bajo el vestido rojo, que tan solo se ceñía en su pecho y después caía liso y suelto hasta sus pies.

'Anthea.'- La llamó su madre desde la puerta. Su padre conversaba con un joven muy apuesto de cabellos castaños y mirada profunda, elegantemente vestido.

Anthea supuso que querría presentarle al nuevo invitado. La verdad es que no le molestó mucho tener que conocer al guapo muchacho que contaría tan solo con unos 25 años. Mientras se acercaba con paso seguro y mirada altiva se iba preguntando quien sería.

'Dígame, madre.'

'Mira...' – La cogió por el hombro y la llevó ante el joven hombre y su padre. – 'Te presento a Tom Ryddle, descendiente de Slyhterin.'

La mirada del joven se clavó en la de ella y Anthea sintió un escalofrío. Había escuchado hablar de él a su madre en alguna ocasión.

'Encantado de conocerla, señorita Landry.' – Tom Ryddle se inclinó y le besó la mano. Se estremeció con el contacto de sus fríos labios.

'Igualmente señor Ryddle.' – Respondió ella educadamente.

Se escuchó el sonido de cristales romperse. Anthea empezó a ponerse nerviosa e hizo esfuerzos por controlar sus manos que amenazaban con temblar.

'Oh, se debe de haber roto una copa.' – Dedujo la madre de Anthea. – 'Iré a ver que ha ocurrido, no debe faltar de nada!' – Hizo una pequeña reverencia ante el joven antes de marcharse, lo que inquietó a Anthea. - 'Si me disculpa.'

'Señorito Ryddle si no le importa yo debo seguir recibiendo a los invitados.' – Se dirigió hacia su hija. – '¿Por qué no le enseñas al Señorito Ryddle nuestros hermosos jardines?' – Miró al futuro Voldemort amablemente e inclinó la cabeza. – 'Están nevados y están preciosos.'

'Si, por supuesto.' – Dijo Anthea amablemente.

'Me encantará verlos y disfrutar de vuestra compañía.' – Ryddle le tendió el brazo y Anthea se cogió a él, hubiera preferido rechazarlo pero estaba educada desde pequeña a saber dar una imagen aunque no fuera realmente ella. Anthea estaba acostumbrada a hacer de actriz.

Aún así mantuvo las distancias.

No sabía qué, pero algo no le gustaba de aquel apuesto joven. El primer contacto con su mirada ya le había producido un escalofrío, el beso sobre su mano la había incomodado y el sonido de cristales romperse le habían anunciado sin duda un mal presagio. Y aquella reverencia de su madre hacia él...Y que su padre hubiera inclinado la cabeza ante él...Debía ser alguien verdaderamente importante.

'Decidme Anthea¿estudiáis en Hogwarts?' – Le preguntó Ryddle mirándola fijamente.

'Si señor, estoy en sexto curso.' – Anthea evitó su mirada mirando al frente.

Salieron a los jardines de la familia Landry. Ante la mansión había un jardín blanco de nieve que ocupaba por lo menos medio kilómetro. Cargado de flores aún siendo invierno, arbustos y árboles. Incluso había un pequeño laberinto.

Un quizás de James y Lily PotterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora