Cap 23

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Diablo

-¡Cálmate, Zack!-me gritó Miguel estresado mirando como caminaba de un lado para otro.

-¿Qué me calme? ¡¿Cómo quieres que me calme si mi hijo está por nacer?!-nos encontrábamos en la sala de espera de un hospital en la ciudad. Estaba esperando a que mi esposa, sí, Angelina y yo ya nos habíamos casado, todo fue muy rápido, pero solo fue con nuestros amigos, estaba esperando a que naciera mi hijo. Angelina le habían dado dolores desde la mañana, ya era de noche y aún no podía ver a mi hijo y no me daban razones de él.

-Sé que eres padre primerizo ¡pero debes mantener la compostura!-me gritó Jeff ya algo cansado porque yo estaba muy estresado. Los chicos me habían acompañado desde la mañana y obviamente Miguel no pudo perderse el nacimiento del pequeño Jonathan.

-No puedo ¡Quiero saber qué es lo que está pasando en esa sala!-dije alterado señalando al lugar donde habían internado a Angelina.

-¿Señor, Dagge?-preguntó un doctor de edad avanzada saliendo de la sala donde Angelina estaba. Inmediatamente me voltee a verlo.

-Sí-dije acercándome a él con nerviosismo.

-Ya nació su hijo-al escuchar las palabras del señor que me alegró el día, quería gritar, quería saltar por todo el hospital, me sentía muy feliz al respecto-Puede pasar a ver a la señora Miller.

-¿Y mi hijo?-estaba preocupado ¿Por qué no me dejaban ver a Jonathan? ¿Le pasaría algo?

-Le están haciendo un chequeo de rutina, no se preocupe, ahorita su esposa y usted podrán verlo.

Asentí y me dirigí a la habitación que me había indicado el doctor, no tenía ganas de ir solo, puesto que estaba muy nervioso, pero los chicos no podían ver por ahora a Angelina. Sin embargo, al llegar a la habitación, me mandaron a colocarme una bata de plástico sobre la ropa, unas bolsas en los pies y una en la cabeza, me sentía ridículo.

Entré a la habitación y vi a Angelina dormida en la cama. Me acerqué a ella y acaricié su bello rostro. Ella abrió los ojos poco a poco y me mostró una sonrisa cansada. Se veía muy agotada, estaba roja y un poco sudada, supongo que estar en trabajo de parto por tanto tiempo, no era fácil, para mí no lo fue por lo menos, y eso que yo no fui quien trajo al mundo al pequeño Jonathan.

-¿Cómo estás?-fue lo único que articulé con una sonrisa. Mis manos viajaban por su rostro, colocando pequeños mechones de cabello detrás de su oreja para poder admirar su rostro con más facilidad.

-Bien-me sonrió he intento levantarse. La ayudé a sentarse en la cama y yo me senté a su lado abrazándola por los hombros-¿Y nuestro bebé?

-Le están haciendo un chequeo de rutina-dije impaciente por ver a mi hijo. Ni Angelina, ni yo, lo conocíamos aún.

-Tengo la curiosidad de saber cómo esta-dijo Angelina muy feliz y emocionada.

-Espero que sea como tú, yo soy muy feo-dije en forma de juego. Era obvio que no, yo soy muy hermoso.

-Espero tenga tus ojos... será un pequeño diablillo-dijo Angelina soltando una pequeña risa que solo ella hacia, sonando como todo un ángel.

-Oh, un ángel como tú-sonreí y la besé. Amaba sus labios. En mis peores momentos sabía que con solo sus labios, podía calmar cualquier tipo de emoción en mi cabeza. En este caso, debía calmar mis nervios.

Nos tuvimos que separar por causa de una toz falsa. Miré mal a la persona que nos interrumpió. Pero luego mi rostro formó una sonrisa cuando vi que era una enfermera y traía a mi hijo en brazos. Estaba envuelto en una manta blanca. La enfermera joven se nos acercó y nos extendió a nuestro bebé. Angelina cargó al pequeño niño de cabello marrón como el de ella, quería ver sus ojos, me preguntaba si eran como los de Angelina o como los míos, pero el pequeño estaba plácidamente dormido.

Diablo de ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora