Cap 14

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Poco a poco fui despertando y una luz segadora hizo que maldijera abrir los ojos. Intenté moverme pero algo me lo impidió. Miré hacia abajo y estaba amarrado a una silla ¡¿Qué mierda estaba pasando?!

-¡Suéltenme!-grité intentando zafarme de la cuerda.

-Has silencio que quiero dormir-escuché la voz adormilada de Miguel. Miré a mi lado y también estaba amarrado a una silla.

-¡Despierta, idiota!

-Has silencio ¿Sí?-dijo despertándose y cuando vio que estábamos amarrados se alteró-¡Suéltenme!

-Por Dios, parecen unos bebitos-escuchamos la voz de Angelina y empezamos a buscarla con la mirada. No la veíamos por ningún lugar, todo estaba oscuro a excepción de la luz que nos estaba apuntando a la cara.

Pudimos vislumbrar una silueta hermosa que apareció frente a nosotros. Angelina parecía toda una narcotraficante. Traía un pantalón ajustado de color verde militar, una franelilla de color negro, unas botas con tacones negras y su cabello estaba suelto y caía en hondas hasta su espalda baja. Se veía tan hermosa. Ella nos miró con el ceño fruncido, yo aún no entendía como habíamos llegado allí.

-¿Qué hacemos aquí?-preguntó Miguel intentado soltarse y Angelina sonrió de lado.

-Las pistolas que tenían Jack y Jackson, contenían dardos tranquilizantes-Miguel y yo abrimos los ojos como platos ¡Nos trató como animales!-Tenía que calmarlos y retenerlos para que habláramos con calma.

-¿Qué quieres?-preguntó Miguel con el ceño fruncido, yo los miré nada más. Sabía que ellos dos se conocían más y yo me sentía fuera de lugar.

-Que se lleven bien-sonrió mi hermosa ángel y por primera vez en la historia odiaba su sonrisa.

-¡¿Qué?! ¡No!-dijimos Miguel y yo al mismo tiempo y nos miramos por hablar al unísono-No me copies-hablamos de nuevo igual-¡Que no!-esto ya me estaba cansando-¡Basta!

-Callados los dos-dijo Angelina molesta por nuestra forma de hablar al mismo tiempo-Ustedes se parecen mucho aunque no lo crean

-¿Yo? ¿¡Parecerme a él!? ¡Jamás!-volvimos a hablar al mismo tiempo y allí resoplamos con disgusto. Angelina solo nos miraba con burla.

-Chicos... una tarde, solo una tarde y los soltaré. Verán que se llevarán bien. Quiero que mis chicos se lleven bien-Angelina sonríe. No podía resistirme a esa sonrisa.

Noté como a lo lejos parte de los chicos se estaba riendo entre dientes por mi siatuación. Son unos traidores ¿Cómo era posible que obedecieran a Angelina más que a mí? me encargaría de ellos luego.

-¿Qué ocurre si por accidente mientras nos llevamos bien, lo dejo sin hijos por un balazo?-sonrió Miguel con malicia y yo lo miré con mala cara, intenté agarrar mi pistola, pero, me di cuenta que estaba desarmado, ¡¿Y mi pistola?!

-Yo tengo sus armas-resoplé cansando, ya no me estaba gustando que Angelina me dejara frecuentemente desarmado.

-¿Y si mi puño viaja a su cara?-sonreí de lado y Angelina me golpeó en el estómago, ese golpe me dejó sin aire, creo que el ejercicio le está haciendo muy bien. Mi chica es fuerte.

-La idea es que lleguen ilesos, si no lo hacen, les meteré el cariño por las buenas o por las malas-nos miró molesta. Jamás la vi tan enojada... se veía muy tierna de esa manera.

-Bueno ¿A dónde quieres que vallamos?-preguntó Miguel de mala manera y yo lo miré de reojo, este día seria largo.

-A un lugar que sé que les gustara, Jonathan se encargara de llevarlos-dijo Angelina y por la puerta de la habitación apareció Jonathan.

Diablo de ojos verdesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora