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En ese momento, me lo encontré sentado en la misma esquina en la que le dejé instantes antes, con el semblante tranquilo, inmerso en un libro, el cual no recuerdo habérselo visto antes, pero parecía tan tranquilo, tan sereno, que me costaba creer que él era el culpable de todas esas víctimas de Alemania, pero esa paz fue torpemente interrumpida por mi intento de acercarme a él con el fin de interesarme en el tipo de lectura en el que estaba tan sumergido.

- Parece que el mandamás te ha mandado de vuelta ante mi- dijo cerrando el libro y levantándose del sitio

- Si, pero no ha sido idea suya...- dije guardando una postura firme y segura

- ¿ A no? - preguntó dándo vueltas a mi alrededor- ¿ Y de quién ha sido la brillante idea de mandarte de vuelta?

- Mia- contesté lo más segura que pude

- ¿ Y eso por qué? - preguntó deteniéndose frente a mi

-  Ya te he dicho que me has caído bien, y además, eres la primera cara nueva que veo por aquí, y por eso he pedido que me traigan una camilla- contesté sentándome en el borde de la suya

- ¿ Y cómo piensas matar el tiempo? - preguntó - Aquí no hay nada para entretenerse, y los guardias a penas se asoman a vigilar

-Conociénos- dije - me interesaría saber todo sobre ti

-¿Tú? - preguntó con tono burlón- ¿Y qué te hace pensar que te voy a contar cosas sobre mi?

- Tenemos un trato, ¿o acaso lo has olvidado? - pregunté desafiante

-No, no lo he olvidado- contestó - Muy bien, ¿ por dónde empezamos? - preguntó situándose en el otro extremo de la celda

- ¿ Por qué no empezamos por el principio? - pregunté - Tu pasado, tu hogar, tu familia, ya sabes cosas por el estilo...

Pero antes de que Loki pudiese pronunciar palabra, cuatro soldados irrumpieron en el lugar, cargando una camilla, la cual situaron donde se encontraba el prisionero, quien guardaba un semblante serio, acompañado de una mirada más fría que el hielo, que iba dirigida a los guardias. Seguido, en cuanto dejaron mi cama en su lugar, sin romper filas, el pequeño pelotón salió de forma ordenada del calabozo.

- Siento que te haya irrumpido, no sabía cuando me iban a traer mi cama- me excusé

-No pasa nada - dijo intentando esconder su enojo mediante una inquietante sonrisa

-Por favor continua- dije volviendo al tema en cuestión

En ese instante, Loki, guardo la compostura y tomó asiento, a la misma altura que yo, en la que sería de hoy en adelante mi cama, donde se acomodó y empezó a relatar lo que sería su parte de la historia.
Pero justamente cuando creía tenerlo en mi terreno, volvió a negarse, tumbándose en mi camilla, donde al cabo de unos instantes se quedó profundamente dormido y yo fui la siguiente en caer.

¿Seria capaz de ganarme su respeto y su aprecio? ¿ Me seria sincero?
Esas preguntas y muchas más comenzaron a golpear mi cabeza con una fuerza inimaginable, creía que iba a explotar, pero de repente me acordé de que contaba con Thor para comparar ambos puntos de vista, lo cual me tranquilizó, pero todavía había una incógnita por resolver...

El Loki con el que iba a convivir, ¿era el auténtico Loki, o solo una ilusión?
Solo el tiempo me lo diría.

ContracorrienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora