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Al mismo tiempo que mis padres y mis tíos me ponían al tanto de quiénes eran y cuáles eran sus poderes, lo cual me parecía fascinante, pero, para ser sincera, no paraba de acordarme de mis amigos "mortales", como se les llaman por aquí, lo que no parecía importante a los ojos de mis parientes o eso creía.

Una noche, mientras dormía en mi cuarto, un ruido irrumpió en mi sueño, despertándome del susto para luego descubrir que quien había producido dicho estruendo no era nadie más que mi hermana mayor Hebe, la diosa de la juventud, quien aparentemente había tirado un jarrón al suelo en un intento de despertarme de mi profundo sueño.

- Pero Hebe, ¿qué haces?- le pregunte un tanto extrañada por lo que acababa de saber sin haberle pedido explicaciones sobre lo del jarrón

- Sssssshhhh...No hagas ruido.....Ven, vístete rápido, nos están esperando- contestó sin dejarme hablar

Y sin perder ningún minuto más, me vestí y la seguí hasta llegar a los jardines del palacio, donde mi medio-hermano pequeño Hércules nos esperaba junto con su caballo alado, Pegaso.

-¿Pero qué es esto?- pregunte extrañada

- Querida hermana, ¿crees que no nos hemos dado cuenta?- preguntó mi hermanito

- ¿De qué?- pregunte intentando disimular en vano

- No te hagas la tonta que las mentiras no es tu poder....Llevas desde el primer día como alma en pena, ¿qué te ocurre? ¿No estás cómoda aquí con nosotros?- preguntó mi hermana

- ¿Qué? No, no es eso para nada, reencontrarme con vosotros es lo mejor que me ha podido pasar, es solo que para llegar hasta aquí tuve que pedir a una "amiga" de mi "padre" que le mintiera para poder estar más tiempo en el templo de Atenea, y bueno... Me gustaría haberme despedido de ellos y de mis amigos - les confesé finalmente

-Y por eso te hemos traído aquí- dijo Hércules montándose sobre Pegaso

- ¿Qué?- exclamé en voz baja

-Ahora en el otro lado del mundo es de día, es tu oportunidad para hablar con ellos durante el día- contestó mi hermana

- Y hoy al ser tu primer viaje a caballo alado te acompañaré para enseñarte la ruta más segura para que así tú puedas ir y venir cuando quieras y así no les hechas tanto de menos- dijo mi hermanito ayudándome a subir a lomos de su caballo

- Tened cuidado y tranquilos yo os encubriré- dijo nuestra hermana antes de que emprendiésemos el largo viaje

ContracorrienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora