31

34 4 0
                                    

Era fantástico tener a (T/N), aunque fuese durante un "largo" y fugaz momento por las tardes en aquel lago, en donde infinitos poetas y escritores se habían inspirado para escribir sus obras más hermosas ; y a quienes yo, no hace mucho tiempo, habría tomado por locos; de no ser por mi amada.

Pero, a pesar de que el tiempo que pasábamos juntos nos era indispensable en un principio, con el paso de los días, sentíamos la imperiosa necesidad de tenernos cerca a cada hora, cada minuto, a cada segundo del día; aunque, sin embargo, para que eso fuese posible, también debía pasar algunos ratos con quien, de no ser por el matrimonio concertado, sería mi futura cuñada, para no levantar sospechas.

Y es que, desde que (T/N) y yo comenzamos a encontrarnos en nuestro pequeño rinconcito, ya le empecé a dar vueltas a la idea de salir de las sombras y hacer entrar en razón a Odín y que (T/N) hablase con Zeus, para que nos concediesen su bendición para unirnos en sagrado matrimonio, y no fue hasta que llegó el primer aniversario de cuando nos conocimos mi amada y yo en el aerodeslizador de S.H.I.E.L.D, cuando se lo hice saber.

- ¡Es una idea fantástica!- exclamó- ¿Y cuándo podríamos decírselo?

-No lo sé, yo pensaba en ir primero a hablar con mi padre ahora y así, de este modo tú ya, solamente tendrías que hablarlo con tu padre- expliqué

- Y de ese modo ambas familias tendrían que retractarse en su elección- dijo finalizando mi plan

- Exactamente- afirmé

-Eso sería genial, espero que tengas razón y que nuestro sueño se cumpla- dijo lanzándose a mis brazos, uniéndonos en un cálido abrazo

- Lo que sea para mi reina- dije besándole el dorso de la mano - Pero, ¿sabes lo que me daría fuerzas para realizar esta hazaña?

- No, ¿el qué?- contestó

- Uno de tus besos, solo uno de ellos me sería mucho más útil que cualquiera de las armas que tuviésemos aquí en Asgard- contesté

- ¿Sabes que eres un tonto?- preguntó un tanto divertida

- ¿Por?- pregunté extrañado

- Porque tú ya sabes que no hace falta que me lo pidas solo hazlo- dijo antes de unirnos en lo que parecía ser nuestro primer beso

Era evidente que ambos éramos principiantes en el arte de besar, pero dicha inexperiencia era fácilmente opacada por la pasión y el amor que nos procesábamos. Y sin más dilación, nada más sepáranos, fui cómo alma que lleva el diablo hacia palacio para hablar con El Padre de Todos.

ContracorrienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora