Parte sin título 33

3K 209 11
                                    


Faltaban algo más de dos días para la ceremonia, Emma estaba algo nerviosa y no podía conciliar el sueño. Estaba sentada en la terraza del edificio bebiendo una cerveza mientras observaba en silencio el horizonte. Hacía un tiempo que no subía a observarlo y lo echaba de menos.

Emma escucha la puerta abrirse, pero no se molesta en ver quién es, pues sabe que es Regina y tiene esa certeza de que es su amada al sentir los brazos de la morena envolverla en un abrazo y besarle su cuello, reposando su cabeza en su hombro.

-¿Tampoco consigues dormir?- pregunta Emma girándose para ver a su amada

-Sentí tu falta en la cama, no te vi en casa y pensé que podrías estar aquí- responde Regina dándole un piquito.

Emma la abraza y sonríe, llenado de piquitos a su morena. Regina coge el botellín de la mano de la rubia y le da un sorbo.

-Querría saber lo que Ruby y Zelena van a armar mañana...No quiero estar lejos de ti- comenta Regina poniendo morritos –Ya estuve mucho tiempo alejada de ti.

-Yo también quisiera saberlo, amor, pero esta vez será una separación buena- Emma sonríe y le da un apasionado beso a su mujer.

Se quedan sentadas intercambiando cariños y observando el sol nacer, aprovechando cada segundo. Hacía mucho tiempo que no estaban así, pero enseguida bajan para atender a los niños.


Ruby y August estaban con Emma en el cuarto donde ella se estaba preparando, ayudándola a calmarse. Sabían lo importante que era aquel momento para ella.

Alguien llama a la puerta mientras Emma se estaba peinando y August va a ver quién es.

-¿Quién es?- pregunta el hombre antes de abrir la puerta

-Henry, tío Guz- responde Henry

August abre la puerta y deja al muchacho entrar.

-Solo he venido a recordar que comenzaremos en media hora. Y para saber quién entrará primero

-Tu madre entrará primero- responde Emma desde el otro lado del cuarto

-Está bien, ma- Henry sonríe, y va a avisar a Regina de que ella entrará antes.

-Guz, Ruby, ¿podéis dejarme a solas?- pide Emma

-Jo, pensé que íbamos a ver tu ropa ante de...- se queja Ruby

-No, solo la verán con los demás invitados- dice Swan seria –Ahora id abajo- los dos resoplan y salen, sabían que insistir no valdría de nada. Emma comprueba que estaba sola con el peluquero y la costurera.

Tenían poco tiempo, así que la costurera va al armario y coge el vestido escogido por Emma y la ayuda a vestirse. Le llegaba hasta un poco por debajo de las rodillas, dejando sus canillas a la vista. Era la primera vez que usaría un vestido en años, y sobre todo después del accidente. Había mandado a hacer una prótesis que aparentase una pierna normal solo para esa ocasión. Emma quería darle una sorpresa a Regina y sabía que la morena se quedaría sin reacción.

En la parte de arriba del vestido había un bordado que alcanzaba la parte delantera y las asillas. Parte de la espalda era al descubierto, dejando la piel expuesta. La falda con vuelo estaba formada por varias capas de seda y cubiertas de tul blanco. En la cintura, un gran lazo negro le daba el toque final y ese charme al vestido. Su maquillaje era ligero, pero sus labios estaban bien destacados con un labial rojo, pero nada demasiado fuerte. Sus cabellos venían desde los laterales y eran recogidos en el medio, dejando los largos rizos cayendo sueltos sobre sus hombros y espalda. Emma se mira en el espejo y sonríe. Finalmente, se sienta en la silla y se pone los zapatos, unas zapatillas con tacón bajo, no sabía caminar con tacones altos como Regina y no se arriesgaría a llevar unos. Se levanta, termina de arreglarse frente al espejo y sonríe ante el resultado final.

Lo imprevisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora