Parte sin título 26

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Después de quitar a Roland de delante del coche, empujándolo hacia un lado, Emma apenas tuvo tiempo de tirarse sobre el coche para intentar amortiguar el impacto, pero incluso eso no había ayudado mucho. La fuerza con la que el coche la golpeó fue muy fuerte y la lanzó a lo lejos.

El sonido causado por la colisión, el ruido y el olor a frenos quemados, el choque del coche al golpear el poste que había más adelante en la calzada había llamado la atención de curiosos e incluso la gente que estaba en el hospital salió para ver lo sucedido.

Roland lloraba desesperadamente. Marian, madre del pequeño, y Robin corren hasta el pequeño, intentan calmarlo y lo llevan a Urgencias.

Regina estaba estática en el sitio, las lágrimas corrían por su rostro, pero cuando la realidad de lo que había sucedido la golpea, la morena corre hasta su amada y comprueba, primero, el pulso. Emma aún estaba consciente, miraba hacia ella dándole una de sus iluminadoras sonrisas.

-Hey...- Emma la llama en un susurro casi inaudible

-No hagas esfuerzos, mi amor...-pide Regina

Aunque había intentado amortiguar el impacto del coche, Emma se había herido gravemente. Su rostro mostraba varios cortes y en todo su cuerpo también había cortes y golpes. Emma intenta agarrar la mano de la amada, y al percibir su esfuerzo, Regina se la agarra, en primer lugar, con cuidado.

-Te amo- susurra Emma antes de perder la conciencia.

En cuanto esto pasa, Regina le quita la alianza y el collar y los agarra firmemente en su mano. Enseguida, aparece Whale con un equipo médico, le ponen el collar cervical a Emma y la pasan con cuidado a una camilla, la llevan inmediatamente al hospital, a hacerle algunos exámenes antes de llevarla a quirófano.

Regina los acompaña, queriendo seguir de cerca todo lo que hacían, pero uno de los enfermeros la sujeta. La morena le gritaba al muchacho, nerviosa.

-¡Déjeme ir a ver a mi esposa!- pedía Regina, nerviosa y llorando

-No están permitidos los familiares, señora Mills- el enfermero intentaba calmarla

-Es señora Mills Swan para usted- Regina mira al pobre como si le fuera arrancar allí mismo el corazón

Zelena escucha la discusión desde la otra punta de Urgencias mientras terminaba de cuidar a Roland, y cuando acaba, se dirige hacia la hermana, intentando calmarla.

-Regina, cálmate- pide la pelirroja –Montar un escándalo no va a ayudar, y lo sabes.

La morena miraba a Emma a través del cristal, intentando ver qué hacía Whale, pero lo único que ve es la máquina de monitorización pitando y todos corriendo para traer a Emma de vuelta. Las heridas de Swan eran grandes. Un brazo roto, dos costillas del lado derecho, cuatro, del izquierdo, una de ellas había perforado su pulmón y el bazo se había perforado a causa de la violencia del golpe. Aún no sabían si había daños neurológicos, solo lo sabrían después de que la rubia despertara, hasta ese momento no conocerían todas las secuelas del accidente. En cuanto el corazón de Emma vuelve a latir con normalidad, corren sin perder tiempo al quirófano. El Dr. Gold le había pedido a Whale encargarse él de la operación de Emma. No quería que Regina perdiese a otra persona amada por culpa de un accidente. Los recuerdos de cuando le tuvo que dar a la morena la notica de la muerte de Daniel estaban aún muy presentes en su memoria. No quería ser otra vez el portador de tan fatal noticia. Gold estaba dispuesto a todo por salvar a Emma Swan.

Zelena abraza a la hermana y la saca de Urgencias, llevándola a la sala de espera. Regina agarraba el collar y la alianza de Emma con fuerza entre sus manos, pero decide meter la alianza en el colgante y colocarlo en su cuello. Estaba tensa.

Lo imprevisibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora