Lléname la vida

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"Haerent"

S. M Guzmán

Capitulo XIV

Molly, acaricio la foto que sostenía entre sus manos, podía ver a todos sus hijos reunidos con ellos detrás saludando sonrientes a la cámara ¿En que momento paso aquello? ¿Cómo se supone que debía reaccionar ante eso? ¡Merlín! Respiro agitadamente llevando una mano a su pecho, le dolía el corazón de forma grotesca sintió los tirones desprendiéndose en su pecho cuando confirmo la atrocidad que habían dicho.

Su princesa había pasado por semejante barbarie a manos de la persona menos esperada. Resbalo del colchón cayendo suavemente en el suelo. Abrazo la foto a su pecho soltando un alarido de frustración y amargura. Tenia la conciencia divida, destrozada ninguna madre debería atravesar por ese suplicio consumidor.

El crujir de la puerta se hizo presente Arthur, entro a la habitación y se agacho a la altura de su esposa rodeándola entre sus brazos compartiendo el desosiego, la rabia y decepción que los golpeo sin contemplación. Echándolos al vacío de un principio sin fondo.

Grito de frustración al recordar cuando puso en los brazos de su hijo, su pequeña hermana. Él le había insistido en querer cargarla en balbuceos. No podía ser cierto ¿Cómo la daño? ¿Por qué lo hizo? Si cuando era una bebé, él le prometía cuidarla, la celaba y protegía de cualquier extraño ¿Por qué destrozarle la vida de esa forma?

Sirius, observaba con una mueca de asco el hombre tirado en el pequeño taburete, Madame había recurrido a todos los hechizos que podían aliviar el dolor, logro cerrar alguna heridas pero la manos de Ron, estaban despellejadas completamente y los hechizos no hacían efectos rápidos en ellas por lo que debieron recurrir a terminar de retirar los tirones de carne, y pellejos para poder parar los brotes de sangre. Las demás heridas fueron sencillas, sin embargo debían esperar como se recupera Ron, y sobre todo esperar ver como reaccionaba su aparato reproductor.

En un momento pensaron en apuntarlo, pero lograron conseguir una solución menos radical, aunque dudaban que pudiera tener una capacidad viril luego que la daga se enterrara entre su miembro y testículo derecho. Ron, gruño removiéndose en la pequeña cama, soltó un gemido doloroso al despertar por completo.

── Ronald ── Nombro el animago acercándose un poco más hasta el taburete. El pelirrojo abrió los ojos con dificultad protestando aun por el dolor. Su primera intención fue inclinarse y al apoyar sus palmas expuesta al cartílago y ligamentos vocifero de agonía, Sirius entrecerró sus ojos con pesar, al ver como la sangre que había costado detener emergía nuevamente.

── ¡¿Qué mierda ha pasado?! ── Pregunto con histeria mientras veía el estado de sus manos, Madame se acerco a él conjurado un hechizo para detener el liquido vital.

──La única mierda aquí eres tú agradécele a Merlín, que sigas con vida Ron, y que te ayudáramos solamente por tus padres ── Soltó con desprecio, Sirius.

Ronald, no le presto atención miraba horrorizado el estado de sus manos, giro la cara aun lado expulsando la espuma blanca que su estomago rechazaba por el asco, los presentes cerraron los ojos incomodos. Fred, apareció en la habitación corrió en dirección al taburete al ver como Ronald, apoyaba la cabeza en la almohada con las manos en alto y la sangre deslizándose por sus brazos.

── Ron ── Nombro una vez a su lado tratando de llamar su atención pues él parecía sumido en la sangre que emanaba aun de sus manos. ── ¡Atiéndalo! ── Exigió a la enfermera.

── Costara mucho tratar con el sangrado.

── ¡Hágalo ya por favor! ── Rogo con firmeza fingida, abrazo a su hermano por los hombros recostando su cabeza de abdomen mientras la enfermera atendía la situación. ── Calma ya esta ── Susurraba tratando de calmar los gritos de su hermano, controlando sus propias lágrimas.

HaerentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora