Haerent

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"Haerent"

S. M Guzmán

Capitulo XXXI

Fue sigilosa al caminar por los pasillos de la madriguera con los pies pesados arrastrándose como un alma en pena por las emociones con el corazón palpitándole tan fuete que lo escuchaba retumbar en toda la estancia. Sintió un balde de agua fría vaciarse encima de ella cuando Ronald, le acaricio el rostro sin la goma que escondía el aspecto horripilante que ella misma había causado. Detuvo sus pies cuando el remordimiento la agobio de forma brusca. Ronald, busca venganza hacia Draco, por ser este ultimo el único que la había ayudado a ponerle fin a su martirio.

 El llanto silencioso empapo sus mejillas lo reconocía por supuesto que lo hacia Draco, le había brindado ayuda sin ella pedirlo, la resguardo en su peor momento pero en esos instantes ella era egoísta por su hijo.  

  El motivo era su hijo quería que él conociera y disfrutara ese amor desmedido que Theodoro, era capaz de brindar. Ese amor que ella disfruto en cortos días y quería revivir de nuevo. Un hipeo ahogado murió en sus labios cuando se cerraron, reanudo su marcha apoyándose en el único motivo para cometer esa locura.  

  Sin pensarlo bien abrió la puerta de la habitación que el doble espía y la sangre sucia compartían pudiendo visualizar ambos cuerpos abandonados en un sueño pasible demostrado por su respiración pausadas ambos cuerpos tenían las extremidades inferiores enredadas. 

  En ese instante su mirada volvió a inquirir ese brillo psicópata que había relucido por primera vez en sus pupilas la noche en ajusticio su violación. Se escurrió hasta un lado de la cama alzando la varita invocando en su mente el único hechizo que le devolvería la vida a su amado.   

  La respiración agitada de la pelirroja alerto los sentidos del rubio quien mantuvo los ojos cerrados detectando la presencia de quien se encontraba a un lado de él. La adrenalina corrió por su sistema creciendo a paso febril activándose en un ágil movimiento arrebatándole la varita a la muchacha hundiendo la punta de madera a su vez en el cuello blanquecino de Ginny, quien le volvió una mirada cargada de furia y frustración.

 ── ¡No! ── Vocifero logrando despertar así a la castaña quien rebusco con rapidez debajo de la almohada su varita arrodillándose en alerta sobre el colchón. No cayó en la tontería de preguntar que estaba pasando aunque no comprendía la situación se mantuvo en silencio con las manos firmes sujetas a la madera esperando cualquier movimiento de ataque. ── ¡Tenia que matarte! ── Volvió a gritar esta vez con recelo de culpa.

  ── ¿De qué hablas? ¿Quién te lo pidió? ── El rubio cuestiono serenamente sin aflojar su ataque, la vio palidecer ante él las lágrimas llenaron las cuencas azuladas de la joven derramándose fácilmente. 

  ── Debe haber un muerto esta noche. Un corazón debe detenerse hoy para que él regrese ── Explico entre un llanto ahogado, el cuerpo de Hermione, se llenó de angustia.  

  ¿De qué hablaba? ¿Acaso Voldemort, la estaba utilizando?  

   ── ¿Quién debe regresar esta noche pequeña? ── Pregunto el rubio utilizando el apodo con que solía llamarla su amigo para así poder atravesar cualquier barrera y tener endeble ante él. Su intención se cumplió a la perfección la muchacha arrugo el rostro debatiéndose en la culpabilidad bajo la varita de su cuello solo cuando Draco, lo permitió.

  ── Theodoro, él debe regresar esta noche ── Su tono frió impregnado de llanto causo un gélido escalofrió en los presentes. ── Ronald, está abajo con él. Dice que puede devolverlo a la vida ── La esperanza en su voz es devastadora, la felicidad con la habla ahoga a los presentes. ── Solo debe morir alguien más ── Un susurro perturbador escapa de su boca en un vil siseo. ── Solo debes morir tú ── Su mirada azulada lo enfoca directamente enmudeciéndolo por la impresión.   

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