Epílogo

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Una mueca similar a una sonrisa alzo las comisura de sus labios. Lo había conseguido ¡Lo había conseguido! Un júbilo lo embargo por haber hecho lo que muchos magos quisieron décadas atrás conseguir, anular el efecto de un hechizo del tiempo de Merlín.

Fue un arduo trabajo, uno donde sus estudios y acceso a viejos escritos encontrados en el ministerio gracias a su puesto en el departamento de aurores habían cumplido su cometido después de dos años.

Sus labios formaron una linea recta, mientras sus ojos se concentraron en acariciar la varita de madera con la cual dio culminación ha amantes atados, el hechizo que lo unió a Hermione.

Lo hizo aunque le costo mucho pues aquello significaba que su oportunidad pudo haberse  desaparecido porque siempre a pesar de creer en las segundas oportunidades su juicio se obnubilaba por la duda. Pese a los años el peligro del hechizo era cada vez más fuerte, ir a una misión la ponía en un estado cada vez más deplorables, perdiendo el conocimiento por más tiempo en cada ocasión. 

No podía permitirse así mismo poner en riesgo a la mujer que amaba si existía la probabilidad de acabar con aquella atadura mágica. Últimamente la idea de que Hermione, muriera en alguna de sus misiones le enloquecía, cada vez era más potente el efecto del encantamiento y podía sentir con precisión los mareos constantes y el cansancio en ella.

Su meditación se vio interrumpida por el crujir de la bizarras de la puerta, la única persona autorizada a entrar sin tocar estaba frente envuelta en una chaqueta negra y pantalones de mezclilla. Aunque jamás reconociera en voz alta el detalle de que amaba como esas prendas muggles resaltaban la figura curvilínea de su ahora esposa, lo agradecía internamente en que ella las utilizara.

  ── Hola ──  Saludo al tiempo que ataba su cabello en una cola alta para después abrir la  chaqueta dejando ver una camisa de tiras blancas. 

  ── Hola ──  Saludo él de regreso admirando los senos de Hermione, que últimamente resaltaban mejor con prendas ajustadas. Se relamió los labios deseando no estar en horas laborales, y muchos menos en aquella situación. Aunque deseaba hacerla suya antes de darle la noticia por fin .──  ¿Que te trae por aquí a estas horas? ── La pregunta no quiso sonar tosca pero ciertamente no estaba acostumbrado a esas visitas, mucho menos a esas horas,  Hermione siempre le anticipaba sus visitas.

  ── Quería hablar contigo ──   Respondió con naturalidad sin incomodarle el cuestionamiento.

  ── Yo también quería hablar contigo ──    Sopeso enderezándose en su asiento dejando la varita aun lado. La muchacha le regalo una sonrisa nerviosa que cautivo los ojos de Malfoy. ── Logre deshacer el hechizo. Eres libre de amantes atados.

La sonrisa se esfuma del rostro de la castaña en cuanto Draco, termina de hablar. No esperaba aquella oración mucho menos que su esposo logrará conseguir tajar el efecto de un encantamiento de la época de Merlín. 

  ── ¿Pero como?  ¿Como lo lograste? ──   Tartamudeo con una nueva sonrisa en sus labios que hizo estrujar el corazón de Draco. La muchacha se levanto de la silla donde minutos atrás se había sentado, rodeo el escritorio hasta que se abalanzo encima del regazo de su esposo sorprendiéndolo.   ──  ¡Eso es fantástico Draco! ¿Como lo hiciste? ¡Absolutamente nadie había conseguido algo así! ──  La alegría e impresión en su voz lograban remarcarse con un orgullo sonoro.

  ── Bastaron unos cuantos años y noches en vela ──  Confeso  reteniendo la respiración descontrolada que surgió de pronto en su interior. Pero por mucho que se negó a decirle lo que acaba de hacer verla de forma sublime ante él lo sentencio a hablar puesto que así mismo se había prometido no ocultarle nada.

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