Tú y yo

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"Haerent"

S. M Guzmán

Capitulo XVII

¿De que vale el amor si no se trasmite? No podemos decir querer a alguien cuando lo hacemos callados. S.M. Guzmán

Bajo la tira de la camisa dejando el hombro blanquecino lleno de pecas al descubierto. Recorrió lo largo de la piel expuesta con sus labios entreabiertos, entrelazando sus manos entre los dedos de la pelirroja. Ella cerraba sus párpados con fuerza conteniendo la respiración en cada roce, aferrándose a sus manos como única salvación para la cura de sus heridas.

Lo recibió con júbilo en su boca apresando sus labios con ferocidad y frenesí, degustándose así misma de su aceptación hacia él. Hecho la cabeza hacia atrás dejando su cuello expuesto a las caricias que le brindaban sus labios, quería que el borrara cada marca invisible que le producía asco en si misma.

── Theodoro.

Pronuncio cuando su mente quiso hacerle la mala jugada de traer a ella recuerdos horripilantes. Theo, hizo más presión en su agarre se enderezó a su altura para dejar un beso en su frente con delicadeza.

── Estoy aquí amor. Solo somos tú y yo.

Bajo hasta sus labios nuevamente repartiendo besos por su cara. Se sentó en la cama atrayéndola a la misma posición, paseo con sus largos dedos a lo largo de la silueta de Ginny, para con un asentimiento de cabeza lograr quitarle la camisa. Ladeo la comisura de sus labios al ver la perfección de mujer ante él.

Acunó el rostro de la muchacha entre sus manos, conectado sus miradas en el fiel acto de amantes que ya los unía. Un pacto mudo se acercaba, para atarlos sin hechizo alguno.

Se dejaron caer en el colchón despacio, vagaron entre caricias desasiéndose de las prendas que ocultaban su desnudes. Las manos del moreno comenzaron a temblar ante la proximidad de los acontecimientos, temía ante sus movimientos porque quizás un roce brusco y todo se detendría.

Respiro entrecordamente, como si estuviese saliendo de un partido de Quidicht, cuando la vio desnuda ante él. Era la criatura más hermosa que sus pupilas habían deleitado. Bajo hasta la altura de sus senos apresando con gusto un pezón rosado entre sus labios, cerró los ojos al mismo tiempo que oía jadear a Ginny, por primera vez. Se dedico con ímpetu a rozar con frenesí la zona con su lengua sintió las uñas de la muchacha encastrándose en la palma de sus manos.

No le importo nada de lo siguiente hasta que se abandono en el otro seno, se deshizo del agarre de Ginny, para poder mensajear con sus dedos la sensibilidad del pecho que su lengua había degustado unos segundos atrás arrancándole suspiros deliciosos que llenaban sus oídos.

── Theo ── Gimió cuando las manos del muchacho sujetaron sus caderas con determinación sin brusquedad.

No se sentido cohibida, no tenía miedo y muy a pesar de su angustia que por muy pequeña que fuera lo estaba disfrutando... De verdad que lo hacia.

── Soy yo amor.

Esas eran las palabras que la ataban a la realidad del placer que estaba experimentando, sin dudas, sin miedos, sin gritos. Se abandonaron nuevamente en las caricias y besos. Él beso cada centímetro de piel expuesta, tal y como ella lo quiso desde un principio. Unieron sus bocas con deseo turgente a saberse completamente suyos.

Temblaron como dos par de chiquillos que intentan descubrir sus cuerpos por primera vez hasta que él se hundió con cautela, gimiendo cuando su miembro se vio preso de las paredes casi virginales que lo apretaban de forma palpitante. Resoplo con gusto sobre la boca de su amada, con ternura y delicadeza retiro la lágrima que brillaba en su mejilla comenzando con un vaivén lento que pasa casi desapercibido.

HaerentDonde viven las historias. Descúbrelo ahora