1. Prometo odiarte

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Samuel, respiró hondo cuando sonó la marcha nupcial y todos se pusieron en pie para recibir a la novia, al final de aquel pasillo se encontraba Andrea, firmemente agarrada del brazo de su padre, Ignacio del Junco, y vestida de blanco, un blanco brillante, puro e impoluto que resplandecía sobre su cuerpo.

Se trataba de un diseño ajustado con ciertos toques de encaje que marcaba cada una de las curvas de aquel cuerpo que tanto había cambiado con el paso de los años, él trago saliva fuertemente viéndola avanzar, no por su belleza que claramente saltaba a la vista, sino por el intenso brillo de sus ojos que le indicaban que ella a diferencia de él, si hacia esto principalmente por amor. Miró a su madre firmemente buscando tal vez una solución mejor ante aquello que iba hacer, pero de ella solo obtuvo un guiño y una sonrisa que significaba que siguiese adelante con la boda.

Ignacio se posicionó frente a Samuel a la vez que agarraba la mano de su hija Andrea, ella no perdía la sonrisa y la emoción de sus ojos mientras él permanecía serio observando como Ignacio del Junco hacía algo que jamás creyó hacer, entrelazar la mano de su única heredera con la de un Gallardo.

Sacerdote: hermanos... hermanas... estamos hoy aquí reunidos para asistir a la unión en santo matrimonio de Samuel Gallardo y Andrea del Junco, dos jóvenes que han decidido unirse para siempre ante Dios-tras aquellas breves palabras Andrea dedicó a Samuel una mirada profunda, él torció la mirada, era incapaz de ver tanto brillo en su mirada y no sentirse un miserable, respiró hondo, "todo esto que estás haciendo no es comparado a lo que ella te hizo, trata de tranquilizarte" aclamó su voz interior-manifestad vuestra decisión de contraer matrimonio estrechándoos la mano y expresad ante todos vuestro consentimiento matrimonial-Samuel se giró enfrentando con una mirada dura aquellas dos profundas esferas negras como el azabache mientras ella sonreía dulcemente- Samuel Gallardo, ¿Aceptas a Andrea del Junco y prometes serle fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándola y respetándola durante toda su vida?

Samuel: si, acepto.

Sacerdote: Andrea del Junco, ¿Aceptas a Samuel Gallardo y prometes serle fiel, tanto en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, amándolo y respetándolo durante toda su vida?

Andrea: sí, acepto.

Sacerdote: los anillos...-miró a Ignacio quien sacó los anillos de una pequeña caja aterciopelada y se los entregó a los novios-bendice señor estas alianzas signo de la fidelidad que estos dos jóvenes se deben que sirvan para recordarles el amor que los va unir a partir de hoy-bendijo los anillo y le entregó uno a cada uno.

Andrea: yo Andrea Del Junco te tomo a ti Samuel Gallardo como esposo-Samuel escuchaba atentamente sus palabras mientras en su cabeza armaba su propio discurso... "y yo a ti como mi indiferente esposa"-prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad-"prometo no respetarte jamás"-y prometo amarte todos los días de mi vida hasta que la muerte nos separe-"prometo odiarte todos los días hasta acabar contigo. Andrea del Junco"

Tras aquellas palabras de unión, Andrea deslizó suavemente aquel anillo de oro sobre el dedo anular de Samuel, posteriormente él hizo lo mismo bajo la sonriente mirada de la que ahora era su esposa, uniendo así definitivamente sus vidas en santo matrimonio

Sacerdote: entonces, por el poder que me ha sido otorgado por Dios y la Iglesia yo los declaro marido y mujer, que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre, puedes besar a la novia.

Samuel tragó saliva mientras Andrea tenía los ojos humedecidos por la emoción de ser por fin, la esposa del amor de su vida, dulcemente Samuel posó las manos sobre sus sonrosadas mejillas y se acercó a ella lentamente mientras en su camino Andrea cerró los ojos, sus labios encajaron a la perfección, como siempre lo habían hecho, él se movió sobre ella dulcemente notando como ella respondía a sus movimientos, su lengua pidió paso e invadió su boca saboreando cada rincón de esta, con dolor se alejó de ella y Andrea abrió los ojos, después de todo lo que habían pasado y del paso de los años, por fin eran marido y mujer...

HEREDEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora