49. Una verdad

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Paulino: pensaba comentarlo contigo con tacto, cuando pasase todo esto-apartó la carpeta con enfado-perdona, debí dejarlos en otro lado para evitar que los vieras.

Andrea: no, no es culpa tuya-cogió aire-¿tengo que firmarlo?

Paulino: es la demanda de divorcio, esto tengo que entregárselo a Samuel para hacerle saber qué quieres divorciarte de él, lo siguiente es que yo me vea con su... abogado y marquemos unas peticiones para nuestros defendidos para redactar el acuerdo.

Andrea: entiendo... pues... entrégasela cuanto antes.

Paulino: lo haré-bajó la mirada.

Andrea: gracias... por pensar en decírmelo con tacto, es un lindo detalle por tu parte-los golpes volvieron a sentirse estrepitosamente en la puerta-vamos...

Todos en aquella casa cogieron sus maletas, con pesar y resignación caminaron hacia la puerta, salieron y observaron a José Antonio, armado hasta los dientes, dispuesto a tomar posesión de lo que creía que le correspondía, los observó con una sonrisa triunfadora, saliendo uno por uno, pero la paz se perturbó cuando el coche de Samuel se estacionó frente a la casa.

El corazón de Andrea se encogió con temor a enfrentar a su marido, mientras que su pequeña tiró la maleta al suelo y corrió para abrazarlo con lágrimas en los ojos, todo el mundo se paralizó en aquella pequeña pero profunda escena, Samuel la abrazó intensamente la había echado de menos, la apretó fuerte contra su pecho, no queriéndola soltar nunca.

Esperanza: ayúdanos, nos quieren echar...-la separó de su cuerpo.

Samuel: tranquila nadie os va echar-se levantó y encaró a su padre.

José Antonio: ¡No puedes impedir nada! Las escrituras son mías.

Samuel: ¡Dales tiempo para pagar aunque sea!-se acercó a su padre-¿Crees que en una semana les va dar tiempo a reunir el dinero?

José Antonio: no te metas, traidor-Andrea se percató de la tensión entre padre e hijo.

Samuel: no pienso permitir que eches a mi familia de su casa-José Antonio soltó una carcajada.

José Antonio: ¿FAMILIA?-de nuevo soltó una carcajada-¿a quién pretendes engañar? ¿Ahora son tu familia? ¡Estas tierras son mías!-miró a su alrededor haciendo de lado a Samuel-pienso exprimir todo el petróleo que hay en ellas.

Ignacio: ¿petróleo?

Andrea: ¿Cómo?

José Antonio: ¡Ah es verdad! No lo sabíais, ¿Por qué motivo iba querer yo estas tierras? ¡Por el petróleo que hay en ellas!-Samuel y Andrea cruzaron sus miradas y él de nuevo, arrepentido, agachó la cabeza, Andrea miró a Paulino y para su sorpresa este también tenía la culpa en sus ojos.

Andrea: ¡Nos vamos!-apuntó con los ojos a punto de estallar en lágrimas.

Samuel: ¡NO, ESPERA!-corrió hacia ella y la agarró del brazo-¡Perdóname por favor! Yo... sé que he metido la pata pero, venid conmigo, os brindo mi hogar, pagaré esta deuda y os devolveré lo que es vuestro-Andrea se soltó bruscamente de su agarre y lo miró con dureza.

Andrea: ¡NO QUIERO NADA TUYO!-él tragó saliva.

Samuel: mi amor, por favor, dame una oportunidad, perdóname por todo lo que te hice, yo... yo... ¡NO SABÍA LO QUE HACÍA!-meneó la cabeza negándose a escuchar sus suplicas, caminó decidida hacia Paulino quien observaba la escena, la pequeña Esperanza tampoco perdía detalle de la misma y aquello le dolía más a la misma Andrea que a todos los demás, de las manos de Paulino tomó el sobre con la demanda de divorcio y se lo arrebató.

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