45. No nos entendimos..

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Las maletas de Andrea estaban casi listas, ahora solo debía barajar las palabras para contarle a Esperanza que se iban del rancho, que se volvían a casa de su padre, y hacerlo de forma que no pensara mal de Samuel... daba vueltas en el comienzo de las escaleras esperando a que Dorleta volviese con la niña para irse, mientras Samuel estaba desesperado en el despacho sin saber qué hacer, sin saber que decir más que pedir perdón...

Esperanza: ¡hola!-correteó hasta la sala y se frenó de golpe al ver las maletas con las que llegaron-¿A dónde nos vamos?-sonrió-¿¡¡Nos vamos de viaje!!?

Andrea: Dorleta, hay unas cosas que me quedan por recoger de la niña, ¿será que te encargas?

Dorleta: claro señora...-al ver su cara subió rápidamente las escaleras, Andrea se acercó a Esperanza y se puso a la misma altura.

Andrea: ya casi tienes 10 años mi vida y... tienes la capacidad de entender muchas cosas, yo sé que eres muy inteligente-apartó sus negros rizos de su cara y cogió aire-siempre te he dicho que los adultos somos muy complicados y que no siempre nos entendemos.

Esperanza: si...-entristeció los ojos presintiendo una mala noticia-¿Qué paso, mamá?

Andrea: que, no he llegado a entenderme con Samuel-volvió a coger aire tratando de retener sus lágrimas-y por lo tanto nos vamos a separar, cariño.

Esperanza: pero... ¿Por qué no te entiendes con él? Yo os vi felices-decía sin entender nada.

Andrea: ahora no lo entenderás cariño y en realidad... siento no decirte mucho más, solo eso, que no llegamos a llevarnos bien, él... quiere unas cosas y yo otras-trató de excusarse para no culpar a Samuel.

Esperanza: pero... ¿y las maletas?

Andrea: nos vamos con el abuelo.

Esperanza: pero... ¿Cómo? No... yo estoy bien aquí-aguó sus ojos y aquello rompió el alma de su madre.

Samuel: tienes que entender a tu madre amor... yo...-Andrea lo miró agradecida de intervenir a su favor-...los dos no conseguimos convivir y poniendo distancia de por medio tal vez solucionemos lo que nos está pasando-se acercó para ponerse a su altura en su lugar Andrea se levantó.

Esperanza: pero... no te veré-sollozó.

Samuel: claro que sí... tú no te preocupes por eso ahora, tú tienes que estar con tu madre...

Esperanza: ¿y quién estará contigo?

Samuel: yo sabré estar bien solo, por el momento, sé que pronto volveremos a estar los tres juntos-Esperanza sonrió-¿vale? Ve a tu estudio y llévate todo lo que quieras para que tengas que pintar en el rancho del Junco-la niña correteó al estudio dejándolos solos.

Andrea: no le des esperanzas a la niña.... Jamás volveré a tu lado.

Finalmente Andrea y su hija recogieron todo y junto a Dorleta que eligió irse con ellas por el cuidado de la pequeña se subieron al coche de Andrea, él los observaba desde la puerta aguantando las lágrimas para no derrumbarse frente a la niña a la que estaba viendo partir junto a su madre con un gran dolor en el pecho.

Andrea abrió la puerta del coche de la parte de atrás para que Esperanza subiese, la niña de nuevo miró a Samuel y él soltó unas lágrimas, la niña corrió a sus brazos y él se inclinó para recibirla estrechándola fuertemente en su brazos mientras lloraba sobre su cabeza, Andrea les dio la espalda rota emocionalmente por aquel acto de su hija, la estaba apartando de él... pero era un mal necesario, no podía permitir que él hiciese con ella lo que le diese la gana...

Andrea: ¡Esperanza vámonos!

La niña miró una vez más a Samuel y él asomó una leve sonrisa que la tranquilizó, caminó hacia el coche y se sentó, Andrea cerró la puerta y rodeó el coche bajo su mirada, abrió la puerta del piloto y cogió aire mirándolo, sus lágrimas volvieron a descender al igual que las de él, ambos conscientes que aquello significaba el fin de su matrimonio...

HEREDEROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora