52. El testamento

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Irina se sentía confundida, por un lado estaba su primo sufriendo por Andrea y por el otro Andrea y la pequeña Esperanza sufriendo por lo que sus tíos y hasta el propio Samuel había hecho para dañarlos, sintió la necesidad de buscarlo, lo necesitaba tanto, que decidió ir al lugar donde sabía que lo encontraría, en cuanto estacionó el auto lo vio con esa mujer, algo dentro de ella se encendió no le gustaba la manera en que platicaban, ni la forma en que esa mujer observaba a Flavio, se bajó de la camioneta molesta, en cuanto ella se acercó la mujer ya se había ido, y eso la molestó más se moría por escuchar que era lo que Flavio y ella hablaban.

Flavio: ¡muñeca!-intentó acercarse a ella pero Irina lo evitó-¿qué pasa?

Irina: pasa que te vi muy a gusto platicando con la tipa esa-Flavio sonrió-no le veo el chiste a lo que acabo de decir-él negó sonriendo, con su mano rodeo la cintura de Irina pegándola a su cuerpo.

Flavio: me fascina verte así-acercó sus labios a los de ella, pero Irina lo esquivó-por dios Irina esa mujer podía ser... -Irina lo interrumpió.

Irina: no me digas tú madre por qué esa mujer se ve muy joven, no te quiero cerca de ella-Flavio volvió a sonreír-deja de reírte

Flavio: y cómo no lo voy hacer si te ves tan hermosamente chistosa celándome-ella le pegó un pequeño golpe en el pecho-por dios muñeca, de verdad todavía no entiendes que la única mujer que quiero en mi vida eres tú-le acarició el rostro-me encanta verte celosa porque no tienes motivo.

Irina: ¿de verdad me quieres?-él negó, ella bajó la mirada.

Flavio: te amo-le alzó con su mano el rostro-por ti haría lo que sea necesario...-ella se acercó a él rozando sus labios-eres lo más lindo que tengo-susurró en sus labios antes de besarla.

Se acercó de nuevo a su casa en el dispensario para seguir buscando una solución a sus problemas, cogió aire antes de tocar y Andrea le abrió la puerta con una sonrisa, adentro se encontraba todo tal y como lo dejaron la noche anterior.

Andrea: buenos días-sonrió.

Paulino: hola...-pareció serio y se sentó de nuevo en la silla que ocupó la otra noche-continuemos...-resopló.

Andrea: ¿está todo bien?-él la miró.

Paulino: bueno, Irina ya reviso la demanda de vuestro divorcio-ella tragó saliva observándolo.

Andrea: ¿Y? ¿Qué te dijo?

Paulino: me mandó cambiar un par de erratas en la redacción del documento, nada preocupante, pero me tomará un par de días entre esto y lo de... Esperanza.

Andrea: estoy abusando de tu confianza-apoyó los codos en la mesa y metió la cabeza entre sus manos-te pedí tantas cosas-resopló y él acarició su brazo.

Paulino: eh... tranquila, soy capaz de estar a 5 casos en un mismo tiempo, puedo con ello...-Andrea tomó su mano con ternura y ambos se miraron con cierto nerviosismo.

¿Qué le estaba pasando en su interior? ¿Por qué sentía ese pequeño cosquilleo con Paulino? Admiró su rostro, tenía una apariencia tierna y noble, sus rasgos eran fuertes pero su mirada ocultaba algo... tenía una pequeña tristeza en ellos que le hacía sentir ternura ante él, sentía ganas de estar a su lado, de no dejar de verlo, lo necesitaba para ella, Andrea se acercó lentamente hacia él dejándose guiar por sus impulsos, por lo que nacía del corazón... por un momento lo olvido todo... olvido que estaba casada, olvido que tenía una hija, una responsabilidad, se olvidó del mundo y deseaba perderse en los labios de Paulino...

Pero él se alejó lentamente y agachó la cabeza deseando lo mismo que ella, pero incapaz de dárselo por no ser injusto con ella, no quería confundirla, ni que se sintiera mal con él cuando reaccionara de aquel impulso, que desde luego sabía con certeza que no los llevaría a buen puerto, entonces pasó la mano por un papel y frunció el ceño, ambos lo miraron con incertidumbre.

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