42. Volveré al pueblo

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Irina: no-negó con la cabeza separándose de él-tenemos muchas cosas en contra como para que esto salga bien, Flavio...

Flavio: ¿Por qué te rindes? ¿Acaso no sientes lo mismo?-ella alzó los ojos y admiró su rostro, levantó las manos para acariciar su rostro.

Irina: no dudes de eso ni por un segundo-él sonrió-no sé qué me has hecho, pero... yo también te amo Flavio... por eso tengo miedo-él frunció el ceño-algo sobre mi hermana...

Flavio: te repito que a Sofía y a mí nos unió una gran amistad y todo, absolutamente todo lo que hice con respecto a tu hermana fue para protegerla-miró al vacío-cuando sepas la verdad lo entenderás.

Irina: ¡Cuéntame esa verdad!

Flavio: me aseguraré de que estés a salvo antes de contártela-ella trató de irse resignada y él la agarró delicadamente del brazo, la miró y sus ojos estaban vidriosos-no llores por favor-la acercó lentamente a sus brazos-me moriría si te pasase algo...

Unió sus labios con los de ella de forma lenta y tortuosa, Irina trató de separarse de él, no podía caer en sus brazos de nuevo, pero su interior, su corazón le clamaban rendición, poco a poco sucumbió a los movimientos de sus labios, unos movimientos lentos y concisos que exploraban su boca de la forma más profunda que jamás había sentido.

Enredo sus finas manos en el rizo pelo de Flavio, dejándose envolver por sus labios mientras las manos de él se colocaban al margen de si cintura y se movían lentamente alrededor de ella, sus labios no dejaban de moverse en una perfecta sincronía, el comenzó a caminar guiándola hacía un apoyo en donde acorralarla, un árbol le pareció el lugar perfecto... ella ya no podía negarse más, ya no podía resistirse a sus brazos, ni a sus caricias ni mucho menos a sus besos.

La acorraló, ya no tenía escapatoria entre su cuerpo y el tronco de aquel árbol, entonces se dejó llevar, sus manos desfilaban sobre el torso de Flavio llegando al final de su camiseta, la retiró con decisión provocando un pequeño inciso entre sus enrojecidos labios, tiró la prenda al vació de aquella oscuridad y de nuevo volvió a sus labios, esta vez el ritmo de sus besos era más rápido y torpe, llevaban demasiado tiempo sin compartirse y las ganas los estaban acelerando.

Flavio llevó la mano a su muslo y comenzó a subir el vestido de Irina hasta que pudo notar el tacto de su cálida piel entre sus manos ella sonrió ante su tacto y dejó un suave mordisco sobre sus labios que a Flavio también hizo sonreír, levantó el vestido poco a poco hasta dejarla en ropa interior reuniendo aquel vestido junto a su camiseta, de nuevo posó las manos sobre su cuerpo, con más detenimiento y con mucha más dulzura, sin dejar de besar sus labios.

Ella acarició su espalda hasta que perdió su nombre y desfiló sus dedos por la línea de su pantalón hasta encontrarse con su cierre, con ambas manos lo desabrochó, con decisión lo empujó hacia abajo hasta que llegó a sus pies, Flavio terminó de quitárselo mientras Irina lo observaba con la respiración agitaba apoyada contra aquel árbol, agarró su mano y la acercó a su cuerpo para de nuevo besarla.

Flavio agarró su muslo y lo alzó para comenzar a descender con ella sobre el suelo, ella sintió un escalofrío al notar el contraste de la hierba en su cuerpo, suspiró sobre los labios de Flavio mientras notaba sus intensas caricias, sus cuerpos emanaban la candencia del momento, mientras sus labios se interceptaban constantemente sin dejarles apenas tiempo de respirar, él jugó con el cierre de su sujetador hasta soltarlo y dejar libres la perfección de sus pechos.

Flavio descendió sobre su cuello, poco a poco desfiló con sus labios atravesando el escote y deteniéndose en sus pechos mientras que ella enredaba las manos entre sus rizos, frunciendo el ceño en señal de placer, humedeció sus pechos de forma intensa, notando como la piel de Irina se erizaba ante el contacto de sus labios con sus senos... delicadamente los acarició a la vez que bajaba sus manos jugando con el comiendo de lo que le quedaba puesto, la miró esperando su aprobación y ella sonrió completamente ruborizada dándole el visto bueno a que continuase, metió la mano en su ropa interior y ella cerró los ojos con un suspiro.

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