El Chófer De Mi Padre®

Secretos entre el joven y su chófer.

—Desde muy pequeño su padre le enseño que ignorar es la mejor arma, duele mas ser ignorado que ser escuchado, y efectivamente. Henry tomo ese consejo; los tres se subieron al auto negro, ignorando los gritos del enojado Federico. 

Este al ser ignorado, sus humos de ira se le subían al tope, intento acercarse al auto, pero Henry piso el acelerador. Dejándolo solo en plena calle a ciertas horas de la noche con el peor estado de ira.

—¡Juro destruirte Damian Giovanni! —sentencio, limpiándoselo nuevamente su labio roto, de un momento a otro empezó a reír a carcajadas. 

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—Damian se encontraba cabizbajo sentado en el asiento del copiloto, después de que la ira se espumara de el, le entro el sentimiento de vergüenza, su chófer sabe ahora que es homosexual.

«¿podre confiar en el? ¿me vera de otra forma?» pensó en silencio. 

no obstante mientras conducía una pequeña esperanza estaba latente en el corazón de henry. Damian es homosexual eso aumenta las posibilidades, pero inmediatamente se acuerda de las palabras de su tía.

«El es el diamante de los Giovanni, si le llegara a tocar siquiera un pelo, ellos me destrozarian en segundos» su subconsciente se lo advertía. 

—Henry... con respecto a lo sucedido esta noche... —intentaba decir el joven, pero se le hacia tan difícil que su voz se entre cortaba. 

Henry ve al joven, se nota lo asustado que esta, parece estar temblando. Detiene el auto a orillas de la carretera, estando a doce minutos de la residencia de los Giovanni.

Patricia solo observa mientras que Henry le levanta el rostro a Damian, su rostro esta pálido y con un semblante de miedos y temores, el sabe por lo que pasa el joven, ya el paso por eso.

—No tienes nada de que avergonzarte, ni temer, puedes confiar en mi, seré un tumba, este sera un secreto entre tu y yo —dijo Henry mirando a los ojos café del muchacho  —. Puedes contar conmigo para lo que sea.

Henry le guiña un ojo, a la vez que quitaba su mano del mentón del muchacho, este se sintió mucho mas en confianza, esos ojos azules como el inmerso mar lo hacían perderse en esa mirada tan cautivadora.  

«Quisiera tener a alguien que me mire como Damian mira a Henry » comento mentalmente patricia sonriendo al ver como su embobado primo mira al chófer. 

—Gracias —contesto el muchacho.

Henry sonrió y con su mano alboroto los lisos y castaños cabellos de Damian. Este ultimo sonreía como un niño se tratase.