Mala Suerte.

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—Papa ¿te encuentras bien?..—cuestionó el rubio.

—¡Porque que no me sorprende!... Debía de suponer ¿no?.. Uno te dice que no y parece que tu escucharas un si.. —espetó el mayor.

—¡Ay! Papa por favor... No es el momento —suplico Henry, con una cara llena de obstinación.

—Tienes razón mejor cenemos en tranquilidad... —contesto tajante, observando con una mirada friolenta a Damian.

El joven se sintió intimidado, avergonzado y completamente desunido ante aquel longevo hombre, bajo un incomodo silencio se dispusieron a comer.

Henry observa de reojo a Damian, notaba en el chico aires de incomodidad, un frío tedioso empezaba a reinar en el recinto.

—¿Te parece rica la comida? —ha dicho dulcemente el pequeño, inconsciente de que sus palabras rompería el hielo.

—¡Claro muy deliciosa, felicidades al chef! —contestó Damian encantado con la ternura del niño.

—¡Gracias! ¡he de suponer que es un honor para mi, que un niño rico acostumbrado a lo mejor, le agrade mi humilde comida! —expresó el señor Vicente mientras se limpiaba el borde de su boca con una servilleta.

—¡Papa! ¡Por favor! —replicó el chófer —. No empieces..

—El adinerado es mi padre, yo solo soy su hijo... —se defendió —. Y estoy acostumbrado a la comida hecha en casa, gracias a Marta, su hermana ¿no es así?.

Henry sonríe al oír la sencilla, pero muy a lugar respuesta de su amado.

—Muy bien, disculpa entonces si te ofendí... Tu seras un futuro galeno ¿No es así?.

—Si señor, es correcto —contesto Damian.

—¿Y tu padre esta orgulloso por ello? ¿No es así? —indagó el mayor mientra daba pequeños sorbos al vino agrio que tenía al frente.

—Sopongo que ha de ser así... —dijo Damian, tomando agua.

—Y hablando de tu padre... ¿El está enterado de tu relación sentimental con su chófer? ¿Su empleado? ¡Conociéndolo para el será una humillación!.

—¡Ya basta! Puedes dejar de lanzar tu veneno como una víbora —Espetó Henry, con las cejas arqueadas y un rostro furioso, dejó a un lado los cubiertos.

—¿Crees que si Victor se entera no va a arremeter contra ti? —le cuestionó en gruñidos —. ¿O aún peor, cuando su padre te ataque sin ímpetu y furia, el te va a defender?.

Damian, ve con incredulidad como una pequeña conversación se torna en una acalorada discusión, y en ese mismo instante odia ser la manzana de la discordia entre padre e hijo.

—¿Podemos hablar esto tu y yo a solas? ¡Leonardo, no tiene porque destilar nuestros problemas?

—Pero si puede destilar que su hermano ande de maricon con hombres...

—¡Demonios! —exclamó estallando su furia —. Deberías tenerme un poquito de respeto y dejar de llamarme maricon... ¿Te he fallado? ¿Acaso soy un mal hijo solo por tener preferencias sexuales diferentes?.

—Leo ¿que tal si te parece salir a tomar aire fresco? —sugirió Gio al pequeño.

—¡Vamos! —siguió el pequeño, Damian le ayudó a ponerse de pie, con esas fastidiosas muletas caminaron a la salida.

—Lamento haberte llamado así, me deje llevar por la rabia, pero te pido no seas un muérgano con tu padre.. —dijo entredientes apenas se marchó el joven con el pequeño.

El Chófer De Mi Padre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora