Henry imprimía un cálido beso en los labios de Damián, el joven castaño tenía sus mejillas sonrojadas, después de despegar sus labios, e interponer una estrecha distancia, el rubio pudo ver la misma ilusión y ternura esbozada en el hermoso rostro de su amado.
—¡Es mejor que paremos! ¡No sabría controlarme después!.
Damián río ante el comentario.
—¡Ah! ¿De veras? ¿Tienes ganas de hacer el amor? ¡El hospital no es mala opción!
Henry ruborizó ante la mención de Damian, su rostro era un poema a la sorpresa, y sus ojos abiertos ante el asombro observaba al joven, quien reía.
—¡No juegues así conmigo! Mira que me la pones dura —esta vez fue Damian quien se ruborizó —. No estamos juntos desde que fuimos a Guilio.
El chofer posó sus manos sobre su cintura, y lo atrajo hacia él, quebrando la distancia. Y dándole un fogoso beso, acompañando de caricias en el rostro.
—¡Umm! ¡Mmm! —carraspeo alguien, entrando en la habitación —. Pero que buena recuperación, apenas ayer estabas postrado en esa cama.
Cuando Henry, voltio a ver quien hablaba a sus espaldas aunque esa voz le era imposible de no olvidar, esa chillona voz que tanto detestaba, Damian solo ladeo el rostro para ver a un chico de unos veintidós, de ojos verdes, cabello corto, se trata del irritable pero buen mozo Cesar.
Al castaño se le escapó una sonrisa, Henry lo soltó de su agarre, y se apartó dando paso a que los amigos se abrazaran.
—Esos idiotas, me dolió verte lastimado, de verdad que si —confeso Cesar, acurruco su cabeza en los hombros de Damian.
Henry observó el afecto con curiosidad, más no sintió celos algunos «Solo lo hace para provocarme, ¡imbécil!» pensó a la vez que una risa disimulada se dibujaba en su cara, seguido de un parpadeo de ojos y negando con su cabeza.
Cuando Cesar levanto, el rostro tenía una mirada socarrona y una sonrisa picara, le guiño el ojo a Henry como queriendo decir; «Vamos, golpéame». Lo cierto era que el chico de ojos verde quería batirse a duelo de puñetazos con Henry, no porque sintiese alguna atracción por Damián, más bien le había perdido el respeto al rubio, y los cruces de palabras que habían tenido le habían dejado un mal sabor de boca, por su parte Henry le irritaba Cesar.
Al cabo de un rato de conversaciones, entro a la habitación, la madre, la prima, y el pequeño Leonardo.
—¿Ese es Cesar, tía Amapola? —susurro patricia viendo al apuesto chico parado frente a Damian.
—Sí, es él —contesto la señora Amapola.
Damián presento a los dos chicos formalmente, es decir Cesar estrecho la mano suave y delicada de Patricia.
Leo, por su parte se acercó al rubio y con la mirada y mueca en su rostro le pregunto a su hermano si había solucionado las cosas, a lo que este asintió.
En ese instante entro Geraldo, con su bata médica y una sonrisa gentil les pidió que se retiraran, pues las horas de visitas habían culminado, Damián se sintió afligido y en ese momento quiso que le dieran el alta médica, no soporto ver que sus seres queridos se retiraban uno a uno de la habitación, y en sus caras se mostraban el mismo sentimiento, ellos tampoco querían dejarle ahí.
La última en irse fue la intensa Patricia, esta lo tomo de las manos y lo abrazo, imprimiendo un beso en las mejillas de Damián.
—Me sorprendes primo, que vida amorosa tienes, ¡que envidia!. Mira que esos dos, están bien guapos.
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El Chófer De Mi Padre®
Historia Cortadamian debe soportar burlas, y humillaciones luego que su ex novio, hiciera publica sus preferencias sexuales, al quedar desnudamente homosexual ante la universidad se ve rodeado de bullyng y amores, pero es realmente el chófer de su estricto y homo...