Malas noticias.

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Dicen que las malas noticias son las primeras que vuelan, pero en este caso no lo fue, no al menos para la madre de Damian, no podía creer lo que Cesar le contaba, se llevo las manos a la boca, su rostro se arrugo como nunca antes, se sentó en el sofá de la sala, de la cuenca de sus ojos le brotaban lagrimas que se veían amargas, sus ojos rojos y en su boca había una mueca indescriptible de sufrimiento.


—¿Porque? ¿Porque le hicieron eso? —sollozo. 


—Desde hace tiempo venían molestándolo por su sexualidad, pero esto que hicieron fue pasarse de la raya.. Créame señora, esto no se queda así ..—añadió Cesar.


—¿Debió estar aterrado? Lo menos que quiero es sufrimiento para mi hijo, yo se lo dije, Esto le pasa siempre a los homosexuales, No es el primero, ni es el ultimo —dijo con pesar Amapola.


—No es su culpa, el no eligió esa vida, los culpables fueron esos hijos de puta, no hay motivo justificable por lo que hicieron —contesto Cesar —. Señora yo, iré de nuevo al hospital ¿Vendrá conmigo?.


—Si, espere alisto mi bolsa y me lavo el rostro ¡Por favor! —contesto.


De camino al hospital, Cesar pudo notar a la mujer algo inquieta, como si la estuviese atacando la ansiedad, quizás era el desespero por llegar rápido. Amapola le miro mientras el joven conducía, era un muchacho muy apuesto,  no lo podía negar, siendo joven de la edad de su hijo. No se pudo contener, el camino parecía largo, tenían que hablar de algo para que así el tiempo pasara volando.  


—Quizás supe que Damian era homosexual desde siempre, se lo escuche decírselo a su prima, y desde ahí decidí esperar a que el me lo dijera, cuando hablamos del tema, le pedí que fuese discreto, no solo porque su padre no lo aceptaría, si no que también quería evitarle esto —la dama tomo una bocana de aire —. Siempre va a ver personas intolerantes que le harán daño por ser como es.


—Entiendo, el siempre lo fue, pero alguien por hacerle la maldad lo divulgo, ¡desde entonce ha soportado un infierno del cual, yo fui un demonio!  —dijo Cesar con melancolía—. Fui un estúpido, y lo reconozco, pero yo enmendé mi error. 


—No sabia lo que mi hijo vivía, el nunca me contó algo al respecto —dijo con tristeza la madre —. Tan solo imaginarme el infierno que vivía en la universidad, mas el que le causaba su padre. Y aun asi tenia una sonrisa en el rostro, eso es de valientes. 


La mujer se le escaparon un par de lagrimas, las cuales seco casi de inmediato, respiro profundo, y se lleno de calma otra vez.


—Si que lo es, muy valiente para enfrentar las adversidades con su sonrisa —comento Cesar, en su rostro se esboza la alegría, y en su sonrisa irradia la felicidad. 


—Ojala hubieras estado ahí, lo hubieras defendido, se nota cuanto quieres, veo lo feliz que te pone al recordarlo sonreír, se que tiene una hermosa sonrisa —comento la mujer.


Las mejillas de Cesar se ruborizaron, se sentía sumamente apenado.


El Chófer De Mi Padre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora