Fuego arduo.

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La lluvia torrencial inundaba todo el prado, el campo está humedecido al igual que en la cima de las montañas estaba frío, pero dentro de aquella pequeña cabaña de madera bien hecha había una hoguera, un fuego que consume dos almas de amantes que se encontraban el uno al otro en un apasionado beso, sus cuerpos generaban calor, ambos estaban calientes.

Damián estaba acostado en la cama suave enrolla sus piernas en la cintura del que esta encima de él, estaba el rubio que con un beso lo dominaba, Damián pasaba sus manos por la espalda ancha de Henry mientras que el ponía sus manos en el rostro de Damián, se detuvo y separó los rostro un poco, miraba a Damián atento con esos cristalinos ojos azules.


—¿Seguro que puedo continuar? —preguntó Henry su masculinidad esta palpitante.


El castaño vacilo unos segundos, miro esos ojos azules, y sabía que era todo lo que quería, Henry era todo lo que deseaba, esa excitación de adolescente en su primer acto era innovadora para el .

—actúa más, habla menos —contesto con una sonrisa y beso los rojitos labios del rubio.

Henry bajo hasta el cuello y rozaba su barba de pocos días con la piel del castaño algo que a Damián le agradaba, se le escapó un pequeño gemido, Henry llegó hasta el oído del joven.

—te va a doler al ser tu primera vez... —susurro.

—No me importa...

Henry beso el cuello de Gio, iba besando lentamente hasta el otro oído de Damián.

—Si quieres podemos ir lento...

Damián se incorporó en la cama sentándose.

—¡Coño no me jodas! ¿quieres estar conmigo si o no? —dijo con cierto todo de rabieta.

Henry sonrió y le beso, dominando al joven nuevamente, bajo por el pecho hasta el abdomen, beso el abdomen bajo del chico causándole un cosquilleo, despojo a Gio del pantalón, tirándolo lejos.

Ambos cuerpos desnudos ante una región fría por la lluvia pero ellos no parecían entumirse, sabía que el era un inexperto en el sexo y que cualquier sensación le causaría placer, puesto que este no se quedaba estático, sin embargo no hacía mucho,en cambio Henry con treinta y un años tenía suficiente experiencia para darle donde más complace al joven.

los besos en el cuello le causaban un cosquille indescriptible. colocar su mano en cualquier parte del cuerpo de Gio hacia que este vibrara, en pocas palabras Henry conducía un auto nuevo de confeccionara, esa sensación de estrenar por primera vez le hacia sentir mas viril que nunca, por su parte Damian entraba en un mundo cósmico, impresionado de lo mucho que ignoraba, le sorprendía saber que el desconocía el infinito placer del deseo y la pasión combinadas.  


—¿Te gusta esto? —pregunta pero ante el silencio de gio, vuelve a repetirla.

Gio asiente, Henry coloca una de su manos en la mejilla del joven, le mira determinada mente este esta sonrojado, el chofer hacia lo suyo de manera lenta y besaba cada tanto a Damian.


el joven lanzaba gemidos ahogados por la almohada a la cual se aferraba con sus manos.


—¿Te duele? —cuestiono el rubio.


—No —alcanzo a decir.

El Chófer De Mi Padre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora