Un Chico Desafortunado.

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La caída de la tarde se anuncia con un sol que irradiaba un precioso arrebol, la temperatura en el ambiente era cálida y agradable, dentro del hospital, Damian y Paolo, descanzaban después de una ajetreada tarde.

Habían visto por lo menos unos ocho rostros de pacientes, cada uno se aquejaba de su propio mal, de vez en cuanto los estudiantes miraban al profesor esperando a que este opinará, o por lo menos aprobará como llevaban la situación con el paciente, pero el Señor Di Andrea, parecía absuelto de aquella situación.

Los jóvenes temian cometer algún error y envolverse en una engorrosa situación, pese a que creían que el médico tutor no les prestaba atención, este si que los tenía en cuenta, sus oidos se habían vuelto una especie de radar.

—Muchachos, me parece que lo han hecho bien, solo que inseguros de si mismo, siempre deben estar seguro de lo que hacen, un mínimo error y en vez de salvar vidas, harían todo lo contrario... Y para la próxima clase cuando no estén seguros pidan mi ayuda como colega, no como médico tutor, si no como su colega en esta área..

Ambos asintieron, y después de despedirse de su tutor, salieron del consultorio.

—El profesor diarrea, es un idiota, no sirve de mucho como tutor ¿No crees Marica? Digo toda la tarde recibimos las consultas que eran para el, mientras se la paso metido en su portátil, es el puto amo —dijo Paolo mientras caminaba justo a unos pasos
detrás de su compañero

—Es profesor Di andrea, me asombra lo vulgarmente creativo que eres para ofender, o hablar —aclaro Damian mientras se dirigía al comedor del hospital.

—Y puedo serlo aún más -comentó riendo de forma burlesca —. Es hipócrita que me llames vulgar a mi, cuando tu haces peores cosas.

—¡¿De que hablas?! —cuestióno Damian sin detener su paso.

—Te acuestas con hombres, que puede ser más vulgar que eso.. —dijo con un tono de voz socarrón—. ¡A sí!, que también te acuestas con chicos comprometido, arruinando relaciones...

—No entiendo a que te refieres, yo no le he quitado el novio a nadie —Se defendió Damian esta vez detuvo el paso y observó a Paolo justo a los ojos.

Detrás del joven venía Cesar, acompañado de Brayan, ambos también se dirigían al comedor del hospital.

—Para nadie es un secreto que Cesar te da por el culo ¿no es así putita?.

Cesar, había alcanzado a escuchar lo último dicho por Paolo, con un rostro de pocos amigos le dijo;

—¿Porque no repites lo que acabas de decir?

Paolo, se giro para ver a Cesar, a la cara, tenía una sonrisa burlesca dibujada en su rostro.

—Mejor te diré que pensé que eras un hombre, pero no eres más que otro maricon enclosad...

No pudo terminar de hablar cuando se escucho un golpe en seco, Cesar, le había clavado un puñetazo en la mandíbula, haciendo que el burlesco joven se estremeciera del dolor.

—Antes de andar como vieja chismosa deberías investigar un poco, yo no soy ningún... —tomo una bocanada de aire, iba decir 'maricon', pero observó a Damian y analizó lo que iba a decir —. Ningún homosexual, y aunque así fuese, ese no es tu problema. Respeta a Damian, y a mi también.

Damian, se acerco a Cesar, y lo alejo unos centímetros, Bryan, hizo lo mismo con Paolo, intentando así que ambos jóvenes no se pelearán.

—Es mejor que nos marchemos, no queremos problemas aquí en el hospital —suplico Damian, mientras tenía su mano derecha en el hombro de su amigo, y la mano izquierda en uno de sus pectorales.

El Chófer De Mi Padre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora