Un Domingo Divertido - Parte Dos.

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—¡Damian, vamos por favor devuélveme mi ropa! —. suplico Henry.

—¡Ven si puedes! —contesto el joven alzando su brazo fuera del agua.

En su mano sostenía la bermuda y la ropa interior del rubio.

—¡Creeme! Que si voy yo, te voy a hacer tragar agua...

El joven solo se burlo descaradamente y entre regocijos dijo;

—No eres capas... ¡Atrapame si puedes¡

Y empezó a nadar más alejado de la orilla, Henry respiro profundo y se sumergió.

Gio estaba escudriñando los alrededores, solo veía agua en las cuatro direcciones, esperaba que en cualquier momento aparecería, pero le tomó por sorpresa que fuera frente de él.

—Te lo advertí.. —ironizó con cierta risilla.

—Tu ganas... Tu ganas—dijo mientras reía eufórico y le entregaba la ropa a henry

Cuando el rubio terminó de colocarse su ropa miro al joven con picardea y una sonrisa burlesca. Este le cuestionó que sucedía a lo cual respondio;

—Te dije que te haría tragar agua.. Así que lo siento mucho.

Repentinamente y sin previo aviso rodeo con sus brazos a Damian quien tenía sus ojos abiertos en total asombro, lo abrazo con fuerza, respiro profundo y se sumergio junto al joven que intentaba zafarse de él sin lograr éxito alguno, el acto de Henry le sorprendió tanto que no le dio tiempo de tomar aire, expiró su último respiro liberando una enorme burbuja de aire que subía con rapidez a la vez que el pánico se hacía presente en sus piernas que pataleaban, y fue entonces cuando Henry le estampó un beso de vida cargado de oxígeno, le acaricio el rostro con lentitud mientras se besaban.

Seguidamente ambos salieron a la superficie, Damian con dificultad tomaba bocanada de aires mientras que henry con sus brazos nadaba a la orilla y se ha sentado observando al más joven nadar hacia el, a la vez que el agua le lamía los pies.

—No me pareció divertido que quisieras ahogarme.. —dijo intentando parecer molesto.

—Tenía que enseñarte una lección, mira que dejarme desnudo no esta bien... Pero ¿Acaso no te gusto el beso que te di bajo el agua? —regocijo con una risilla socarrona —. Mi verdadera intención era besarte, Nunca créeme, nunca haré algo que te lastime... Lo prometo.

—creo en ti.. ¿Sabes algo? Te quiero y mucho... —dijo con su rostro sereno e. Iluminado por el sol.

—Yo... Yo.. T.. —el rubio estaba experimentado un efímero momento de tartamudez, dudaba en decir lo que realmente estaba sintiendo —. Yo también te quiero —continuo con su rostro enrojecido.

Volvieron al agua y cuando salieron ya habían pasado más de media hora, Damian tenía sus labios morados y el rubio sus dedos arrugados, el estómago del primer mencionado gruñia con severidad como la de una bestia silvestre hambrienta.

temblaban de frío, se secaron con sus camisas, y con zapatos en las manos y torsos descubierto caminaban de vuelta al mercedes.

—Nos cambiamos en el auto y vamos al restaurante ese que vimos frente al lago ¿te parece? —propuso Henry.

—¿Porque mejor no vamos a una habitación? No deben ser costosas.. Así nos bañamos con jabón.. Nos cambiamos con más calma

—Si tienes razón, pero igual tenemos que buscar la ropa seca en el mercedes..

Unos diez minutos después llegaron contando y riendo de sus ocurrencias frente a una recepcionista delgada y de cabellos teñidos de rubio, la mujer con cara de amargada escribía en un cuaderno lo que parece ser el registro habitual, les pidió sus DNI¹, y todo lo demás del protocolo, la joven no le daba importancia alquilar una habitación sola para dos hombres con rostros felices y miradas cómplices.

El Chófer De Mi Padre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora