Un día antes.

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Un día antes de la graduación, la casa de los Giovannys se agasaja con decoración de ramos de flores, adornos plateados que solo querían insinuarse como la alcurnia de la familia, una excelente iluminación, se había contratado un personal extra para encargarse de la cocina, y otro para prestar el servicio de mesonero, había un vaivén por el vestíbulo principal, y también en la cocina, los empleados parecían danzar con estrés mientras armaban los platillos, y bocadillos que se tenían planeado ofrecer en la celebración nocturna que daría la familia la noche de la graduación de su único hijo. La señora Amapola se encontraba estresada supervisando cada minúsculo detalle, mientras el señor Massimo le platicaba sobre su campaña a la alcaldía, en realidad ella no le estaba prestando atención, solo observaba a los empleados, y pobre de aquel que hiciera algo malo ante sus ojos.

—¡Y según las estadísticas tengo la aprobación del 76% de todo vallehermoso, aunque quisiera que fuera más, ¿Crees que algo estoy haciendo mal?.

—No, niña, no, así no se le puede llevar los platos a los invitados. —regañó Amapola a una mujer de unos veinticinco años.

—Señora Amapola, el chef está pidiendo el inventario de los vinos, y también necesita el diseño definitivo del pastel. —le informó un chico con chaleco de vestir, y corbata gris.

—El inventario de los vinos los tiene la señorita Cecil, ella está encargada de eso, el diseño del pastel aún no ha sido enviado por el diseñador. —replicó Amapola, se rascó la nuca. —¿Cómo irán Víctor, y Damián?.

—¿Si me pusiste atención?. —preguntó Massimo ofendido.

—Si que quieres más aceptación de los ciudadanos. —argumentó Amapola. —Para ser honesta, ya tienes la suficiente, vas a ganar, eso es seguro, Massimo.

Damián se encontraba en una famosa boutique en la alameda de la ciudad, Angelique se llamaba la tienda, su padre le acompañaba a elegir el traje que usaría después de la ceremonia de la universidad, pero aquello lejos de ser buena idea, termino a ser pésima, puesto como es costumbre padre e hijo entraban rápidamente en conflicto, mientras Damián deseaba trajes de colores claros como un blanco, o un Azul cyan, su padre le recomendaba colores grises y negros tan aburridos que el joven sacudía rápidamente la cabeza.

—¿Entonces le podemos preguntar, Henry?.

Damián frunció el rostro, y se encogió de hombros no sin antes preguntar;

—¿Por qué a el?.

—Digo; es un sujeto agradable, ¿No has visto como se viste?,¡Tiene buen gusto!, Aveces creo que es un sujeto muy raro.

—¿Raro en que sentido, papá?. —replicó Damián.

—Esos hombres que cuidan mucho su fisico siempre terminan convirtiéndose en homosexuales. —contestó Víctor Giovanny.

—¿insinúas que, Henry, es homosexual?. —rió Damián disimulando sus nervios agotados.

—No, no lo creo. Henry es un hombre austero criado en el campo, dudo mucho que un hombre criado en duras condiciones sea una blanda mariquita. —se burló su Víctor Giovanny. —Mas bien es de esos hombres modernos que cuida como se ve.

Damián se quebró a carcajadas y sacudió la cabeza.

—¿Que te da risa?. —espetó el padre.

—¡Ay! Ya te vas a enfadar, solo me rió por la forma en la que describes a tu empleados, ni lo conoces realmente.

—¡Ah! ¿Y tu si?, Hace un par de semanas te vi salir de la casa de los empleados, ¿Son muy buenos amigos?.

—Esa vez te explique que solo me levanté temprano para pedirle a Cecil un desayuno ligero y algo dulce.

El Chófer De Mi Padre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora