una habitación cubierta de flores.

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—Esa mañana estaba fresca y apaciguada, un bonito sol entraba por las ventanas, la señora Amapola camino hacia los baños, minutos después llegaba al hospital vistiendo un hermoso vestido de seda de colores verde turquesa, una vieja pero elegante pieza que hacia mucho no usaba. Cuando llego a la sala de estar el medico que hasta entonces era el que le daba noticias de su hijo se le acerco, su rostro estaba tétrico y apesadumbrado, asusto a la madre, el medico le miro con pesar y dijo;


—¡Lo siento! hicimos lo que pudimos pero Damian, tuvo un paro respiratorio, murió en horas de la madrugada.


—No.... eso no es cierto —grito la señora Amapola —. ¡NOOO! Nooo eso no es cierto..


Ella miro a todos lados, su mundo daba vueltas y el tiempo parecía ir lento. Sus gritos cada vez mas escabrosos, fue entonces cuando entre gritos despertó en su cama nuevamente, como si se hubiera reiniciado al momento justo donde despertó esa mañana. 


—¿Se encuentra bien señora? —pregunto Cecil.


La chica asustada sostenía en sus manos una bandeja de metal con el desayuno de la señora Amapola. Miraba a su jefa con desconcierto y asombro. 


—¿Me he levantado y he ido al hospital? —cuestiono la señora Amapola. 


—¡No, señora! desde que llego ayer no ha ido al hospital —replico Cecil. 


La muchacha preocupada dejo el desayuno en el tocador de madera de la señora Amapola, un tocador de madera barnizada viejo y grande con un espejo redondo. Salio de la habitación dejándola sola, la chica estaba preocupada, en su mente se cuestionaba si realmente la señora Amapola se encontraba bien. Los gritos que clamo lograron asustarla como nunca antes lo habían hecho.  


La señora Amapola, sabia que había sido un sueño, pero eso no la calmo. Tomo su celular y se percato de diecinueve nuevas llamadas perdidas de Víctor, y tres de Patricia. Llamo a Massimo.


—Hola querida.. ¿Como amanece la flor mas hermosa de todo valle hermoso? —dijo el al descolgar la llamada. 


—Holaa —contesto a secas, y su voz muy alterada—. Quiero por favor ir al hospital, tengo que ver a mi hijo. 


—Claro ya mando a Franco para que te recoja, ¿Pero dime estas bien? —siguió Massimo al otro lado de la linea. 


—Si lo estoy, solo tuve una pesadilla y no podre calmarme hasta ver a mi hijo —dijo ella.


—Claro querida, por cierto ya hable con los periódicos locales, la noticia no se difundirá, y el nombre de Damian no sera involucrado con nada de esto, puedes estar tranquila que Víctor no se enterara...


una hora mas tarde Amapola entro al hospital, tal y como sucedió en su sueño el medico Geraldo, se acerco a ella, esta vez ella usaba un vestido naranja, y el medico sonreía con amabilidad. 

El Chófer De Mi Padre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora