Querido y joven rubio.

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El horizonte se despedía del día con un tenue color naranja, dos pares de ojos se miraban, estos estaban compenetrados, el jovencito rubio de ojos azules le sonrió a la castaña de ojos oscuros, eran de un café fuerte e intenso. 


—Henry... ¿Crees que yo le guste a Manuel? —pregunto la hermosa chica de mejillas rosa.


 —¿Porque no? ¡Eres hermosa! —contesto el rubio esbelto, de unos aparente dieciséis años.


—¡Gracias! —ha dicho la joven besando la mejilla del rubio y se levanto de la colina, donde ambos estaban sentados viendo el atardecer —. Vamos que se hace tarde.


La joven ayudo a levantar al rubio, ambos fueron a la casa de la castaña de cabellos alborotados iban corriendo, para cuando entraron desaceleraron el paso, para evitar regaños de los padres de esta. ellos estaban en el comedor. Henry se intento despedir de su amiga, pero esta le invito a cenar, puesto que ella sabia la dura situación de los Rotsilli. 


Un poco torpe quizás apenado con su cabeza gacha entro en el lugar, el cual estaba bien iluminado con buena comida en la mesa que emanaba un olor exquisito,  una gran mesa con manteles blanco, platos en mesas, el pollo en el centro, todo listo para darse un rico banquete. 


En la mesa no solo estaba el padre y la madre de Rosie, también estaba su tío, un hombre de cabellos grises y buen porte. Henry levanto su tierno rostro de jovencito con esa sonrisa pura, el mayor que iba vestido de manera elegante le sonrió, mas que un gesto de simpatía parecía un coqueteo. Rosie y Henry se sentaron al frente de los padres de la joven.


En la cena no se podía pasar de desapercibido esos imponentes y brillantes ojos azules de Henry, mismo que después de cenar charlo con todos, había dejado la pena atrás y solo contaba elocuentemente historias que le habían sucedido en la hacienda de su padre. dada las circunstancias los padres de Rosie y el tío reían de lo gracioso que resulta el joven. 


—Es un joven encantador.. ¿Es tu novio Rosie? —pregunto el tío, ambos jóvenes se sonrojaron, el hombre se mordió el labio inferior, le excitaba ver al joven con sus mejillas rosas. 


—No... Por su puesto que no. el es mi amado amigo —Respondió la joven nerviosa. 


—Si es cierto ella le gusta otro —dice el rubio juguetón encogiéndose de hombros, luego de poner un puchero sonrió —. Bueno me toca irme..


—Yo te acompaño —siguió Rosie. 


Los padres solo sonrieron, Henry se despidió de manera educada con todos, y se fue con Rosie hasta la puerta de la salida. 



—¿Y yo que dije para que se fueran? —pregunto con gracia el tío. 


—Hay hermano mio... Si no te conociera diría que hiciste un comentario de mas —siguió la mujer recogiendo la mesa —. pero lo hiciste apropósito; Querías saber si el joven estaba soltero ¿No es así?  

El Chófer De Mi Padre®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora