Anderson-Hummel Luna de Miel

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Llegaron a su casa, totalmente felices, necesitaban descansar, ya que eran las cuatro de la mañana y su vuelo saldría a las diez y media a Japón. Durmieron  abrazados un par de horas, ya tendrían tiempo para consumar su matrimonio.

Sonó la alarma alarma a eso de las siete, él primero en despertar fue Blaine, sin hacer mucho movimiento salió de la cama y dejando a su marido dormido, le darían chance de dormir un poco más.

Ya bañado salió a la recámara para despertar a su amado esposo.

- Amor despierta, es hora de levantarse   ( dándole besos en su cara )

- Quiero dormir un poquito más cariño ... ( percibe un olor y abre un ojo )  porque huele a tu colonia el ambiente ??

- Bueno porque acabo de salir del baño y ahora necesito que tú vayas a ser lo mismo, mientras yo me visto.

Ya vestidos, arreglados tomaron sus maletas y carteras. Bajaban las escaleras y se dieron cuenta de que su familia los esperaban para desearles un buen viaje.

El Tío, sus hijas y Puck los acompañaron al aeropuerto, ahí les pudieron a sus niñas que hicieran caso a todo lo que les pedían y que se mantuvieran fue de peligro.

Después de hacer el check in, entraron a la sala de espera, buscando entre los pocos restaurantes uno que la ofreciera un delicioso desayuno sin ser pesado, ya que su vuelo era de doce horas y no querían tener ningún problema. Encontraron uno que realmente fue delcioso. Estaban pagando cuando oyeron el primer llamado de su vuelo, caminaron hacia el modulo y entregaron su boleto.

En cuanto entraron al avión los compañeros de Blaine, los felicitaron, viajarían en un avión de la aerolínea de la familia y de su trabajo.

El Copiloto les daba la bienvenida por parte de la tripulación y compañía, les dio algunas indicaciones así las azafatas.  

Kurt asimiló la situación, viajaría por doce horas a un lugar maravilloso y en compañía del chico que lo hipnotizó desde primer momento que lo conoció y ahora era su esposo, tomó su mano y le dio un pico. El movimiento del avión lo despertó de su sueño al ver la realidad, suspiró y vio por la ventanilla como avanzaba el avión por la pista y derrepente surcaba por los aires. Observaba como los edificios, casas, automóviles, la gente se iba haciendo chiquitos y luego el inmenso mar atrajo su mirada por un buen rato hasta que Blaine ve que su esposo está durmiendo contra la ventanilla, lo toma y lo recuesta en el sillón ya horizontal, le da un pico, cierra la ventanilla. El hace lo mismo y se entrega a Morfeo también.

Una azafata lo toma del hombros suavemente para que despierte, es hora de repartir alimentos y bebidas. Con un bostezo y un estiramiento despierta, pide disculpas a la chica, esta le enseña el menú y lo aprueba. Esta por despertar a Kurt pero este se adelanta pidiéndole permiso y preguntándole donde están los baños, se los señala. Cuándo regresa ve la deliciosa comida adobe copas de champagne cortesía de la compañía y tripulación, Blaine le da un audífono y el toma el otro, ya que les gusta oír música para amenizar sus alimentos.

Entré dos azafatas recogen los servicios y ofrecen café, té, agua, bebidas alcohólicas, jugos y agua. Cada uno de ellos piden una crema irlandesa.

El tiempo para ellos se detienen en cuanto Kurt lo besa y le dice que lo ama, sus ojos se cruzan y se besan de nuevo. La gente alrededor se les quedan mirando sin ser intrusos la felicidad que ellos emanan.

Pasan unas cuantas horas más, cuando el piloto les informa que están descendiendo, les pide que pongan sus asientos en vertical, que regresen a sus asientos, que aseguren sus cinturones de seguridad y levanten las persianas. Kurt toma de nuevo la mano de su esposo. 

Nuestros Corazones Vuelven a LatirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora