Help Me [Niall Horan]

2

La mañana era tranquila para el detective, se preparó su desayuno, jugueteó un rato con su pequeño caniche y salió para la oficina.

-¿Qué tenemos hoy, Roberts? – le preguntó Niall a su compañera, con quien tenía mucha confianza, pero les divertía llamarse por sus apellidos.

-Seguir buscando errores en el acosador anónimo. Es nuestro único caso, gracias a Dios. Este tipo nos dará mucho trabajo. 

-Lo sé. Tendremos que evaluar todas las posibilidades hasta que ____ decida someterse a la hipnosis.

-¿Aceptó?

-No aún, pero lo hará. No quiero presionarla, Roberts.

-¡Horan, tu trabajo es conseguir lo que quieres! – se sobresaltó ella – No es sentir compasión.

-Di lo que quieras, Roberts, pero a ti tampoco te gustaría acordarte de cómo te violaron y lo mucho que te golpearon, ¿o si?

La detective se quedó callada. No sabía bien por qué, si porque Niall tuviera razón o por la manera en que él defendía a ____ Payne.

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Había algo que ella no podía entender. ¿Cómo había hecho para burlar a todos los guardias? Quería no pensar pero había vuelto a quedarse sola en su casa y tenía miedo. No sabía qué hacer. Salió a caminar un poco por el patio trasero de su casa y después decidió ir a comprar algo para cocinar. Era sábado y no tenía nada que hacer. Salió, saludó a los guardias y se dirigió al almacen que se encontraba a unas cinco calles de allí. No iba porque le gustara caminar, si no porque ahí tenían los mejores precios y ella era una fanática del ahorro. En el transcurso de la vuelta a casa, se había largado a llover. Un auto negro paró a su lado, el hombre que lo conducía llevaba una gorra, lentes de sol y una bufanda. 

-¿Vas a algún lado? – preguntó y ella simplemente lo ignoró – Vamos, ____, puedo llevarte, sé perfectamente dónde vives.

Escuchar eso le heló la sangre. Sus piernas ya no respondían, caminaban por sí solas. Escuchó el ruido de la puerta y eso la alarmó y la hizo correr. Corrió hasta su casa como nunca antes había corrido. Llegó, les avisó a los guardias y de inmediato dos patrullas fueron a recorrer la zona. Quince minutos después, Niall había llegado a toda velocidad con su Ford gris. Tocó la puerta bastante tiempo hasta que ____ se dignó a abrir. El detective se entristeció cuando la vio con los ojos hinchados y la cara roja de llorar.

-Esto no es correcto, pero lo necesitas – le dijo y le dio un cálido abrazo.

-Gracias, detective – musitó ella.

-Dime Niall, tengo la sensación de que nos veremos seguido – le sonrió.

Luego de unos minutos contándole con detalles como había sido todo eso, la detective Roberts entró en la casa y les dio la noticia de que no habían encontrado a nadie. Esos minutos le sirvieron para tener más confianza con Niall Horan. Él le había dicho a ____ que quizás lo mejor sería que hable con su padre y que él declare. Ambos sabían que su padre se había negado a declarar y que a ____ le dolía hablar del tema. Sabían también, que el padre de ____, Edward, tenía muy en claro quién era el que atemorizaba a su hija.

En ese momento, tenía la mirada triste y fija en el suelo.

-No… no quiero tener que pasar por eso – dijo ella.

-Está bien, lo entiendo. Debemos ver qué hacer para que estés a salvo – la tomó de las manos.

-Quizá acepte hacer la hipnosis, pero no quiero hacerlo ahora ni tener que hablar con mi padre.

-Entiendo, ya veremos qué hacer.

Niall se levantó y ____ fue a despedirlo. Él aún notaba en sus ojos que ella sentía mucho miedo y estaba aterrorizada con lo que podía pasar. Él le dejó en claro que dentro de su casa estaba segura y se aseguró de saber que no estaría sola en la noche. El detective sabía que no podía involucrarse sentimentalmente con nadie de ningún caso, pero aun así, había algo que no podía entender. No entendía por qué sentía una pequeña chispa cada vez que se rozaba con el cuerpo de ____. Lo que él no sabía era que ____ sentía lo mismo.

¿Increíble, no? 

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-¡Horan! – llamó Arthur Keppner.

-¿Sí, jefe?

-¿Qué sucedió con Payne?

-Oh, no sabemos muy bien lo que pasó todavía. Lo que sí sabemos es que un auto se aproximó a ella, y le dio a entender que sabía quién era y dónde vivía. Ella se asustó mucho y corrió hasta su casa. Mandé dos patrullas a revisar la zona, pero no vieron a nadie – contestó Niall.

-Que chiquilina es…

-Señor – protestó Niall, no iba a dejar que hablaran así de ella -, con todo mi respeto, no creo que sea un caso de ser “chiquilina” o no. Sabemos por lo que ha pasado la señorita Payne.

-¿Ahora la defiendes, Horan?

-No señor pero…

-Sin peros – lo interrumpió – Ve a hacer tu trabajo, que es el único caso que tienes. Ciérralo cuanto antes.

Por más que Arthur y Niall eran amigos, el señor Keppner era muy estricto con su trabajo. Niall siempre lo invitaba a cenar o al revés.

Fue hasta su oficina, y comenzó a charlar con Ashley acerca del caso. Los dos tenían varias ideas, pero ningún sospechoso. Sabían que cada noche, muy probablemente, el acosador anónimo vigilaba la propiedad. 

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-Cuéntame todo desde el accidente – le pidió Sophie.

-Lo único que recuerdo es despertarme en un hospital, con Liam a mi lado. Según lo que me dijeron, por el trauma, perdí la memoria de esos casi cuatro años. Lo único que me dijo Liam fue que por estudios, había sido violada – soltó una lágrima – y él sabía muy bien de los golpes de mi padre. Se vivió disculpando por nunca haberlo denunciado. Se ve que en esos años él estaba bajo la amenaza de nuestro padre y por eso no lo hizo. El accidente… - suspiró – no creo que haya sido un accidente. Es decir… ¿por qué mi padre había cambiado de rumbo y chocó contra un colectivo y no se lastimó?

-Bueno, pueden ser varias cosas… no lo sé.

-Sophie, no sé qué hacer. Tengo mucho miedo.

-Tranquila, amiga. Prometo que no me iré. Y sobre Liam…

-Él tiene sus razones para no haber vuelto a hablarme. Lo torturé toda su vida, prácticamente. Me siento horrible con respecto a eso.