Capítulo 10 •Joseph y Katherine•

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De vacaciones, como él acostumbraba cuando no deseaba cumplir las órdenes que le eran implementadas, así era su hijo, rebelde, impasible, dispuesto únicamente a cumplir sus propias exigencias.

— ¿No sabes en dónde está? —preguntó mientras le miraba con cautela sentando al otro lado de la oficina.

—No, pero regresara pronto, escuche que no está de viaje solo.

— ¿Crees que su acompañante pueda convencerlo de volver?

Kate quitó los papeles de su rostro y acomodando sus gafas le dedicó a Joe una mirada de esas que lograban decirle que guardará la calma, Michael podía ser un chico difícil, pero no un rebelde sin causa o remedio.

—Confio en su acompañante.

—De acuerdo, si tú lo haces entonces yo también —contesto el señor Jackson poniéndose aún más cómodo en el sillón—. El muchacho me preocupa Kate, a veces parece tan frágil.

—Es frágil, si nuestros hijos logran ser despiadados es porque Mike es quien heredó todo nuestra fragilidad, y ese talento para todo.

Michael Jackson no era únicamente un escritor, no era únicamente un rostro bello tras todo el dolor, era bueno en todo cuanto se proponía. Cuando quiso tocar el piano logró dominar el instrumento en menos de lo esperado, cuando deseó aprender a cantar comenzó a vocalizar por su propia cuenta, cuando tomaba un lápiz, pincel o pluma podía hacer que el objeto o persona dentro de su lienzo se volviera aún más real. Él era la esperanza de su familia, los Jackson habían llorado por años cuando sus hijas desaparecieron de casa, cuando sus hijos fueron tras fortunas inexistentes o se conformaban con dinero de fuentes dudosas, era el pequeño Michael quien los reconfortaba, pues tanto Katherine como Joseph creían que sus papeles como padres no estaban tan errados gracias a él.

—A veces me asusta —confesó Kate.

—Lo sé, pero parece muy noble como para poder lastimarnos, sobre todo a ti.

—Es tu hijo, obviamente te ama.

—No lo dudo, pero también soy la figura de represión en su vida.

—Tampoco soy una blanca paloma, Michael debió tomar muy mal la manera en que tratamos el caso de Monique.

—No había otra manera de tratarlo, él terminaría por descubrirlos solo, únicamente ayudamos un poco, le ahorramos el dolor de vivir engañado por más tiempo.

—Joe, a veces creo que él de verdad estaba enamorado.

—Imposible, a estas alturas él podría estar con ella planeando como escapar.

—Él no puede escapar de nosotros, lo sabe.

—Sí.

El silencio los envolvió de nuevo. En la mente de Katherine aún se encontraba la mirada destruida de su pequeño, esos ojos marrones empañados de lágrimas no únicamente por horas sino por días, días enteros en los cuales apenas se podía poner de pie, ella lo había lastimado, quien debía defenderlo le causo dolor a cambió de un bien.

Sin dar vuelta a la pagina Joseph continuaba trazando un camino recto para su hijo, sentía orgullo de poder pensar en él como un hombre de bien, nunca lo imagino llorando por algo tan insignificante como el amor, merecía tener todo en la vida, alguien con la devoción suficiente para mantenerlo a flote y sin dudarlo sostenerlo en sus momentos de penumbra.

— ¿Con quién crees que pueda estar? —Cuestionó él luego de un par de minutos.

—No lo sé.

—Yo tengo un nombre en mente —se aclaró la garganta y con esa voz llena de seguridad pronunció el nombre—. Lisa Presley.

—Es lo más probable. Ella y Michael han estado muy unidos desde el crucero, al parecer se volvieron muy buenos amigos. Esa chica parece una buena influencia para él, ¿No crees?

—Sí, parece más centrado en el último par de años.

—Ella es una chica muy responsable, con buenos principios morales y le agradan las cosas bien, tal vez sea un poco obsesiva con el orden, al menos da esa impresión.

—Soy yo o la conoces mejor de lo que pienso.

—La conozco, ella se ganó la beca de Michael para entrar a la universidad y es hija de un compositor.

— ¿En serio?

—Sí, su nombre completo es Lisa Marie Presley.

—Marie.

—Lo sé, suena como alguien muy puritano.

— ¿Suena?

—No se sabe mucho de su vida, pero sus calificaciones apenas eran las suficientes para graduarse de la secundaria.

— ¿Contrataste a un investigador?

—Algo por el estilo. Me gusta estar informada sobre la vida de las personas.

— ¿Cómo logró conseguir la beca de Michael con calificaciones tan decadentes?

—Ganó un concurso, pero a diferencia de la secundaria, en la universidad era un prodigio.

—Sorprendente.

—Sí.

Ambos tenían opiniones bastante opuestas sobre Lisa, mientras Kate la creía una buena influencia y posible contendiente por el amor de su hijo, para Jorge era un obstáculo, la chica no podía fijarse en el por una simple razón, no era a quien buscaban, ella no parecía la sumisa de quién Michael debía estar enamorado, daba batalla, sabía a dónde iba y sin pensarlo dos veces saltaría de un barco sin él para vivir, ella no podía ser la persona con quién su hijo compartiría el resto de su vida.

—Ella fue a cenar con nosotros —uno de los pensamientos se escapó de su mente. Recordaba a la chica sentada con clase en la mesa sin pronunciar palabra alguna, y luego escuchó como la puerta se cerró de golpe, no siempre se sintió con la autoridad de intervenir en las peleas de sus hijos, a pesar de ser el padre alguna de esas veces dejó a Mike defenderse por su propia mano, pero aquella vez, ese día se fue, furioso, sin mirar atrás o despedirse, y la chica había sido un buen detonante—. Ellos pelearon esa noche.

—Pelean en casi cada cena.

—Fue diferente.

— ¿Cómo?

—Se fue, él casi rompe la puerta al cerarla y no dijo adiós en ningún momento.

—Ellos saben muy bien como hacer explotar a Michael.

—Lisa y él de verdad son muy cercanos.

—Sí.

—No deberían pasar tanto tiempo juntos.

—Él casi no tiene amigos.

—Lo sé, Kate.

— ¿Cuál es el problema entonces?

—Que ella puede estar interfiriendo con nuestros planes, y ambos sabemos que esos planes no pueden cambiar.

Soñando Con Los Ojos AbiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora