El sol de media noche se asomó por las cortinas, había pasado dos horas mirando el horizonte por donde se habían marchado mis ilusiones, aquellos ojos verdes reflejando el azul del cielo con mi recuerdo y amor entre las pupilas me abandonaron. Miré su caminar lento sin perder detalle alguno de como cada pisada marcaba el sendero, desaparecía lentamente, se alejaba al paso de la noche, y mientras el sol nacía su figura se borraba de mi panorama. La extrañaba, sin tomar el cuenta los minutos alejado de ella, le miraba desaparecer una y otra vez intentando mover mis extremidades, correr tras ella, tomarla entre mis brazos para evitar su partida, sin embargo, era tarde, mi último recuerdo era verle partir, sin poder gritar su nombre al viento para conducirlo hasta sus oídos y obtener una última mirada de sus ojos, una mirada bastaba para hacerle volver, porque me amaba tanto como yo a ella.
Suspire, una, dos, tres veces, dejé caer la cabeza entre mis manos mirando de nuevo la página 210. No, no me agradaba el final, no quería esas últimas palabras, no quería una despedida.
Verla desaparecer, tomé un par de zapatos para salir corriendo tras ella, corrí sin perder de vista su espalda, no importaba cuanto me estaba esforzando por tocar su hombro no podía detener su caminar...
La rutina se repitió una vez más, suspirar, pensar, e intentar mantener la calma para no golpear mi cabeza contra el escritorio mientras la tarde comenzaba a teñirse de un morado peculiar.
Te extraño, quiero correr buscarte, y no sé por donde empezar.
Habían pasado 3 semanas desde la última vez, y a pesar de no querer admitirlo tenerla lejos me estaba matando, los días parecían una condena sin su presencia en ningún lado, solía entrar a su departamento por las noches durmiendo en su cama sintiendo como el olor de su almohada se desvanecía. No sabía si estaba enfermo, si mi locura había llegado a niveles insospechados o simplemente el sentimiento de extrañarla era inconcebible.
—Hola, extraño —dijo entrando a mi oficina sin tocar previamente. Sus ojos se pasaron sobre mí con un gesto más familiar.
—Hola, extraño —respondí volviendo la mirada a la ventana luego de verle situarse junto a mí.
El tiempo pasaba tras mi ventana en pequeños momentos, las hojas de aquel borrador crecían mientras mi esperanza era casi tangible.
—Cressy reservo el vuelo a Kelowna.
— ¿En serio?
—Sí, está entusiasmada por este viaje.
— ¿Su vuelo tiene escala en Canadá?
—No te dejaría ir solo —se burló—. Eres como su hermano menor.
—Irónico, ¿no?
Mi búsqueda se había reducido a Canadá, los viajes a cada cuidad en donde encontraba un pequeño rastro de ella eran casi imperceptibles, con la ayuda constante de Erik y Cressy la búsqueda parecía rendir frutos en menos de lo esperado.
—Solamente un poco, deberías animarte, ella tiene un presentimiento sobre el viaje.
—Claro, mantengo mis expectativas bajas—me encogí en los hombros completamente consciente de mi mentira. En cada viaje esperaba poder encontrarla, verla cruzar la calle y correr para atrápala en un abrazo perpetuo.
— ¿Tienes todo listo? El avión parte esta noche.
—Claro, iré por mi equipaje y pasare a recogerlos en una hora —le di una mirada rápida a lo que solamente asintió sin preparar otra frase de despedida.
—Te esperamos.
Le di una respuesta afirmativa con la cabeza antes de verlo marcharse. Tomé un respiro antes de tomar las llaves del auto, aquella oficina tan desolada era uno de los escenarios más cercanos a ella, no podría olvidar aquella tarde de verano al encontrarla mirando por la ventana, antes del inició de todo, antes de poder imaginar la repercusión de su presencia en mi vida, todo había cambiado tanto, pasaron años, ella no estaba pero parte de su esencia continuaba contigo al tiempo que enero comenzaba esfumarse con rapidez, los lugares para buscarla se agotaban poco a poco, pero ese sentimiento de estar cerca no dejaba de oprimir mi pecho. Tenía una semana para buscar en Kelowna, y al menos un par de horas para no perderme su cumpleaños.
Una nueva busqueda, un nuevo lugar junto a una nueva ilusión, esperaba por ella, necesitaba al menos poder desearle un feliz cumpleaños, verla por última vez y decir adiós si todo estaba perdido.
La amaba, ese sentimiento no iba a terminarse, y como lo jure en la primera despedida, nunca era el adiós.
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Soñando Con Los Ojos Abiertos
Fanfikce¿Novio? ¿Novia? ¿Amigos? ¿Qué somos? 1 año, 11 meses, 2 días y un par de horas desde el crucero, casi dos años desde el primer te quiero y 6 meses desde la mágica noche entre nosotros. ¿Cómo habían ido las cosas hasta ese momento? El temor de volv...