Capítulo 12 "Pequeño Michael"

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—Hola —susurró desde el umbral de la puerta.

—Hola.

—La extrañas —guadó silencio por unos segundos y entonces cuando  dejé de mover la pluma y centré mi atención en ella comenzó a caminar con pasos lentos hasta mí—. No es una pregunta.

—Entonces no necesitas una respuesta.

—Habla conmigo, por favor —susurro intentando llamar mi atención sin lograr mucho—. Michael, no somos extraños.

—Yo no creo conocerte, desde nunca, siempre fuiste un misterio para mí, tan pequeña, indefensa y de pronto simplemente saliste corriendo al mundo exterior, lo siento, pero no puedo confiar mis sentimientos en alguien a quien no conozco.

—No seas tan duro conmigo, no fui la única en irme. Viviste en esa casa, sabes cómo era, espere recibir eso de todos menos de ti.

—Mi querida Janet, sé cómo es, sé quienes se fueron, pero ellas dejaron una nota, se casaron, consiguieron una vida, todos creímos que estabas pérdida y de pronto vuelves de la nada exigiendo un lugar en la familia que abandonaste, ¿De verdad esperas no ser juzgada? 

—Yo solamente quiero volver a estar con ustedes, no necesito el dinero o el trabajo, únicamente quiero volver a verlos, los extrañe demasiado en esa búsqueda por un vida nueva, no soy La Toya, soy yo.

—Lo sé, pero hay mucho por perdonar, a los demás podrá no importarles, pero a mí sí.

— ¿Por qué? —frunció los labios callando el resto de su argumento.

Eso era lo mejor, no intentar nada, ella no lo entendía porque apenas comenzaba a madurar, no sabía cuánto daño fue capaz de causar poniendo ambos pies al otro lado de la casa Jackson emprendiendo el camino a un mundo que no podría recibirla con los brazos abiertos como lo hizo su familia cuando volvió.

—A ellos no les interesa nada, viven de la vagancia, pero yo vi como las paredes se caían contra Joseph y mamá, ella no salió de la cama en un mes, no paró de llorar en menos de tres meses y comía de poco a poco como si pudiera mantenerse en pie durante horas con migajas de pan en su estómago, a ella le dolió, Joseph intento ser fuerte, pero incluso él no pudo evitar caer sobre sus rodillas, te creyeron muerta más de una vez, ¿Sabes cuánto les dolió? —guarde silencio por unos segundos observando con rabia sus facciones aflijidas—. No, no lo sabes y no parece importarte demasiado.

Bajo la mirada, tal vez tenía un montón de respuestas en la mente, tal vez deseaba contradecir todas mis palabras, pero no lo hizo, era joven, nadie debía juzgarla, no parecía justo, pero verle aparecer en esos momentos, escuchar su voz llamándome, era imposible tener una hermana así, tan despiadada como ella, ¿De verdad los Jackson no tenían corazón o respeto?

El silencio se quedó, miré las hojas entre mis manos y parecía escuchar la voz de Lisa mientras leía cada una de esas palabras "Apareció en el momento perfecto, no antes, no después, justo a tiempo para frenar la locura, para pedir perdón y ser perdonado".

—De verdad lo siento.

Se quedó ahí por unos segundos, camino muy lento hasta la entrada de la oficina, no volteó, pero yo lo sabía, ella quería escucharme, estar ahí, quería ser parte de una familiar tanto como yo lo había deseado, "Si mis hermanos fueran mis hermanos todo sería muy distinto".

—¡Le pedí que se casará conmigo!

Mi voz la alcanzó antes de verle cruzar la puerta, se quedó de espaldas por unos segundos, no estaba seguro sé si había hecho lo correcto, pero ya era tarde para cambiarlo.

— ¿A Lisa?

—Sí, obviamente.

Regreso corriendo al otro lado del escrito y mientras se dibujaba una sonrisa en su rostro pronunció mi nombre.

—Michael. Eso... Vaya... Eso es realmente increíble. Me alegro mucho —Una sonrisa se dibujó en su rostro por unos instantes—. ¿Y?

—Ella aún no responde, no dijo nada cuando se lo pedí, pero hay una voz en mi cabeza gritando con desesperación.

— ¿Cuál es la respuesta de la voz?

—No importa la voz en mi cabeza, importa la suya.

Se quedó callada unos segundos, asumí tener razón sin estar preparado para su siguiente argumento.

—Esto no es por Cressy, ¿Verdad?

Deseaba responder, mentir, gritar mi verdad, pero aquella verdad no existía, no podía ser pronunciada porque nació de la desesperación.

—Lo haría tarde o temprano —terminé por admitir sin prestar mucha atención a sus facciones afligidas, el pesar de sus ojos no podía compararse con el mío.

— ¿Y si ella dice "no"?

—Pensaré en algo.

Cubrió su rostro con ambas manos, se grito los párpados con desesperación, dejé todos los papeles en el escritorio posando mi espalda en la silla, no me sentí capaz de seguir sosteniendo mi peso y el mi culpa a la par.

—No debiste hacerlo.

—No tenía otra opción.

—Siempre hay otra opción, Michael.

—Pues mi panorama en estos intereses está muy cerrado, no veo como salir de ese agujero negro sin lastimar a mi madre, estoy atrapando.

—No necesitas acceder a sus planes, no les des tanto poder sobre ti.

—No lo entiendes.

—Yo...

—¡No! —me levanté de la silla, tan desesperado, tan confundido. Ellos tenían el poder de controlar mi vida moviendo un dedo, era como su esclavo, sin importar mi rebeldía siempre lograban doblegarme y volverme el pequeño Michael—. La amo, Janet. Lo hago sin control, ni reserva, ella es todo para mí, mi mundo gira entorno a ella, no puedo imaginarme cómo sería tenerla fuera de mi vida, no quiero pasar por eso. —Deje mi lugar caminando directo a la ventana, esa enorme ventana de cristal en donde miraba casi cada atardecer en Montana, en donde Lisa se volvió parte de mi vida por primera vez, esa vista era el único rastro de ella ahí, y no lograba lidiar con eso, la amaba, y sin importar su silencio yo podía afirmar que ella me amaba de la misma manera.

—Bueno, eso no lo sabe ella, es un punto a tu favor, si te ama tanto como tú a ella entonces volverá para decir "sí".

El sol de medio día me llenó la mirada, mi hermana me tomó por los hombros y con el paisaje frente a mí comencé a pensar en mis planes.

—Voy a escaparme para Navidad, iré a verla.

—Ese asiento vacío a lado de mamá será el mejor de todos.

Suspiré, esperando como lo había hecho desde el primer día de su partida, escuché mi corazón y me disponía a dejar de ser el pequeño Michael, a tomar mis decisiones y seguir a quien amaba hasta el fin del mundo.

Soñando Con Los Ojos AbiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora