La nieve se agolpaba contra la ventana, era bueno volver a Memphis luego de tanto tiempo lejos, la nieve siempre lograba recordarme a mi padre, sus ojos azules se volvían el cielo y aquellas carcajadas eran la nieve cayendo con lentitud.
Estaba sentada en las escaleras de la entrada mirando a los copos de nieve caer con lentitud y pensando en mi ultima navidad con papá. Ese año mi madre estaba emocionada de poder pasar una fecha tan especial con mi abuela y un par de amigos en su hogar. Ella amaba esa casa sin importa que era muy grande para una persona. Habían pasado años, pero ella continuaba extrañando a papá, lo sabía, lo tenía por seguro, me lo decía su silencio, su mirada, todo de ella gritaba su dolor interno por una perdida tan inigualable como el amor de su vida.
Verla emocionada era agradable, ese brillo en sus ojos siempre me daba felicidad. Faltaban apenas dos días para Navidad y todo parecía tener un brillo azulado bastante especial. Yo por mi parte estaba emocionada de poder compartir esos días cubiertos de nieve junto a Michael, ahora conocido como mi novio.
— ¿Pensando mucho? —la voz de mi madre apareció en la puerta y posó sus manos en mis hombros antes de sentarse a mi lado.
— ¿Por qué siempre dicen eso?
— ¿Quiénes? —respondió levantando una ceja—. ¿Tu novio?
—Sí, mi novio, y tú —el rubor corrió por mis mejillas derramando el rojo por el resto de mi rostro.
Sonrió como un niño luego de hacer una pequeña travesura, debía tener cientos de preguntas para mí, comenzando por el nombre de ese misterioso chico capaz de conquistar mi corazón.
—Por primera vez en años me siento muy sorprendida.
— ¿En serio? ¿No puedo gustarle a un chico aún con mi manera tan agria de ser?
—Vamos, cariño. Eres la chica más hermosa en todo el mundo, no sorprende que algún chico pueda fijarse en ti, tal vez tienes muchos admiradores secretos y no conoces ni a una cuarta parte de estos, no me asombra su atracción por ti, me asombras tú.
— ¿Yo? —me señalé.
—Nadie puede no ser especial y formar parte de tu vida. Eres una persona increíble, y él debe ser igual de increíble.
—Lo es. Me hace sonreír todo el tiempo, él me ama y yo...
—Tú también.
Dejé de ver los copos de nieve y me centré en sus ojos azules. Sí, yo también lo amaba, demasiado.
— ¿Por qué él no está aquí?
— ¿Qué?
—Esa mirada perdida, tu sonrisa cuando lo mencionaste, el hablar con él todos los días, debe significar algo.
—Tal vez pueda estar aquí en Navidad.
— ¿Por qué no ahora?
Me quedé en silencio.
—Lisa —alargó mi nombre.
—Necesito pensar —su ceño fruncido lo dijo todo y saqué la caja de terciopelo con el anillo—. Me pidió matrimonio.
La sonrisa en su rostro estaba llena de desconcierto, felicidad, pero sin entenderlo.
—Es mi novio desde hace tiempo, dejé de contar desde lo 6 meses.
— ¿Cuándo comenzó?
—En mi cumpleaños —me acarició la mejilla con ternura.
— ¿Ya tienes una desición?
—Aún no, pero sería bueno tener un consejo.
—Cariño —sus ojos volvieron a brillar—. No puedo darte un consejo, pero no pareces confundida.
Ella tenía razón, siempre la tenía, pero algo en el interior me gritaba, con angustia.
—No lo estás. Siempre sabes que hacer. Esa es una virtud heredada por tu padre, siempre tienes una respuesta, a veces no te escuchas a ti misma, pero siempre sin importar nada, tienes una respuesta.
— ¿Esto es lo correcto?
—Lo amas, ¿Necesitas otra razón?
—Mamá.
—Lisa, incluso cuando estabas con Danny lo sabías, no querías nada con él, no habías querido nada con nadie, ahora estás considerando casarte. Debes estar segura al menos de algo.
Dejé el anillo entre nosotras, me cubrí el rostro con ambas manos, ella tenía razón, había una respuesta, esta no había llegado a mí de inmediato, pero la tenía en ese momento, la tenía cuando estaba despedí de él un par de semanas atrás, lo extrañaba, necesitaba volver a verlo y abrazarlo porque estar tan lejos es casi insoportable.
—Necesito llamarlo —pronuncié devolviendo el anillo al fondo de mi bolsillo. Dejé las escaleras prácticamente corriendo, pero antes de marcar su número ella me llamó de nuevo.
—Esas noticias no deben darse por teléfono, amor.
—Extraño su voz —admití con las mejillas rosadas.
—Muy bien.
Volví al interior de la casa con la intención de llamar, los tonos pasaron, me asomé por la ventana, mamá seguía ahí mirando la nada, tal vez yo me veía de esa manera, el buzón de voz fue quien me atendió "Hola, soy Michael, por el momento no puedo atenderte. Deja un mensaje, por favor".
—Hola, te extraño. No quiero seguir pensado, pienso cada día de mi vida y cuando abro los ojos cada mañana espero poder verte ahí —mi madre tenía toda mi atención sobre ella, sus ojos perdidos y tal vez pensando en la nieve o papá—. Cuando era niña me encantaba la nieve, mi padre amaba la nieve, cuando la veo siempre pienso en él, aún me duele, mi madre debe sentirse peor..., Por favor, nunca me dejes sola. Michael... Te... Quiero demasiado.
Dejé el teléfono de nuevo. Había construido una vida, lejos de Memphis, lejos de casa, lejos de mamá, a veces olvidaba llamarle, decirle cuanto la amaba, ella estaba aún más sola que yo incluso en mi compañía. Camine con cuidado al exterior, susurraba, probablemente decía aquel poema de papá, su favorito de toda la vida.
—Mamá —me miró con esos hermosos ojos azules—. ¿Quieres jugar con la nieve?
La sonrisa en su rostro me hizo sonreír también. Le tomé la mano para seguir caminando de su brazo. El mundo no sabía nada de nosotros, ellos pensaban y creían cosas, pero nada de aquello era verdadero. Mi padre había muerto cuando yo tenía 9 años, dejó un enorme vacío en casa, nuestro hogar era una botella de vino partida en dos, reconstruimos el camino, buscamos continuar con nuestra vida, sin embargo, lo complicado no era aceptar estar de luto, lo complicado era superar el suceso, pensar en el futuro y el presente, dejar de estar de luto era lo complicado.
ESTÁS LEYENDO
Soñando Con Los Ojos Abiertos
Fanfiction¿Novio? ¿Novia? ¿Amigos? ¿Qué somos? 1 año, 11 meses, 2 días y un par de horas desde el crucero, casi dos años desde el primer te quiero y 6 meses desde la mágica noche entre nosotros. ¿Cómo habían ido las cosas hasta ese momento? El temor de volv...