Me miré al espejo como cada mañana, el silencio de aquella casa a veces me parecía de verdad insoportable, todo era tan nuevo, la tranquilidad en los días de pronto me parecía sofocante, ¿cómo era capaz de quejarme? los días pasaban casi desapercibidos, no siempre era capaz de diferenciar un martes de un jueves o acostumbrarme a la idea de vivir con Oliver. Mi madre decía que era cuestión de acostumbrarme, después de todo Montana tampoco parecía un lugar fácil para vivir y lo había logrado, sin embargo, tras haber completado mi primera semana de supervivencia en Kelowna, Canadá estaba lista para ir corriendo a mi nuevo trabajo en J-K Jackson.
Aquella mañana de Enero me envolvió dentro de una nueva perspectiva de la vida, aquel era un nuevo primer día, nadie en ese lugar me conocía, nadie tenía idea alguna de mi historia y justo como había sucedido en Montana era hora de ocultarlo todo de nuevo. No era tan complicado como todo el mundo lo imaginaba ser discreto era mejor cuando no tenías intención alguna de formar lazos permanentes con las personas.
—Lisa —dijo dando pequeños golpes en la puerta del baño—, ¿Estás bien?
Suspiré antes de moderar mi voz para poder contestar a aquella pregunta, era hora de enfrentarme a todo J-K en Canadá.
—Estoy bien, solamente necesito un minuto.
—De acuerdo, te espero en el auto.
—Claro.
Escuche sus pisadas a través de la puerta, tome un nuevo respiro sin separar la mirada del espejo, pensé en un millón de frases para darme animo pero ninguna logró ser pronunciada, me di por vencida luego de un par de segundos saliendo del baño para ir directo a auto de Oliver.
—Lamento tardar tanto —dije apenas entre para situarme en el asiento del copiloto—, estoy algo nerviosa por el día de doy.
—Lo note, no deberías estar nerviosa, estas completamente capacitada para desempeñar tu cargo en ese lugar, de otra manera no tendrías el puesto.
—Gracias —le dedique una sonrisa por su intento de subirme el animo, él se rió comenzando el recorrido hasta mi nuevo trabajo.
Mirar por la ventana siempre me traía una tranquilidad particular, ser parte de ese nuevo entorno me recordaba a como era la vida en Memphis con mi padre y madre, aquella infancia tan feliz, esos días tranquilos abrazada a cada pequeño momento intentando nunca olvidar los detalles de las increíbles escenas en familia. Ahora me encontraba en un lugar completamente diferente, llenó de una paz apenas creíble, el azul grisáceo del cielo le daba un toque perfecto a la vista verdosa de ese invierno eterno.
— ¿Te gusta el paisaje?
—Definitivamente —era sublime, me hacía convocar recuerdos preciados, pequeños extractos intactos de mi memoria cuando era niña, de aquellas épocas llenas de felicidad, aquel paisaje me traía paz, una paz que no creí sentir de nuevo.
—Y tal vez ese hermoso paisaje logré ayudar a enamorarte de Canadá —ese último comentario me hizo gira la mirada para verle, se había esmerado mucho en hacerme ver a Kelowna como el lugar perfecto para vivir, en cada oportunidad recalcaba la tranquilidad de sus calles, el paisaje, el frió.
Volví la mirada al camino, emocionada por conocer cada detalle de mi nuevo trabajo como directora en jefe de la nueva revista de la editorial.
—Bien, llegamos —mencionó parando en el edificio con cristales polarizados y acabados de un tono azul pastel tan claro que no parecía perceptible si no fuera por el gris de invierno.
—Gracias por traerme.
—Ha sido un placer, si quieres puedes llamarme cuando estés lista para ir a casa, podría recogerte.
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Soñando Con Los Ojos Abiertos
Fanfic¿Novio? ¿Novia? ¿Amigos? ¿Qué somos? 1 año, 11 meses, 2 días y un par de horas desde el crucero, casi dos años desde el primer te quiero y 6 meses desde la mágica noche entre nosotros. ¿Cómo habían ido las cosas hasta ese momento? El temor de volv...