Capítulo 32 *Cressy una noche antes* 3.1

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Nunca había disfrutado mucho de la compañía, siempre me creí un alma solitaria vagando por el mundo, mirando a cada persona pasar con el único objetivo de crearle una historia, pensar en algo magnifico a punto de suceder mientras doblaba la esquina con la mirada gacha, me gustaba admirar la belleza del amanecer y a veces dejar a la lluvia bañarme con su hermosa gloria, disfrutar del sol deslumbrando mis ojos, la textura del césped bajo mis pues desnudos, los pequeños detalles. Desde niña siempre admire las pequeñas cosas de la vida, los placeres simples como ir bicicleta mientras la lluvia me perseguía o solamente despertar para ver nacer el sol. 

En toda mi vida, el único amor perpetuó y verdadero era el de mi madre, esa mujer incansable capaz de ir al otro lado del mundo para mantenerme a salvo de cualquier mal, dispuesta a esconder la peor de las verdades solamente para conservar mi sonrisa en su lugar, la única persona en todo el mundo capaz de amarme aun con todos mi errores, sin desear cambiar nada de mi complicada estructura. En mi mente, igualar un amor a ese era imposible, estaba convencida de quedarme toda la vida a lado de mi madre para cuidarla como ella había hecho todos los años de la suya, pero a veces los planes cambiaban, no creí poder amar a nadie como amaba a mi madre y entonces, como un chiste del destino apareció ese chico de ojos marrones y hermosa sonrisa, cada pequeño detalle de su rostro parecía tallado con fina delicadeza mientras su cabello rizado convocaba a ser tocado, podías perderte en sus ojos mientras te miraba con esos esos grandes orbes marrones, oscuros, llenos de un misterio indecible tan bello que no podías dudar un segundo en ser parte de su vida. 

Michael era esa clase de persona capaz de ser amado por millones, enamorar solamente con mostrarte su sonrisa y yo como una simple mortal caí directo a sus pies, me enamore de él, de ser su amiga, su cómplice y confidente, siempre creí tener una oportunidad, sin embargo, la esperanza se extinguió por completo en aquel crucero, vi sus ojos brillar mientras ella lo miraba y no pude evitar notarlo, ese día perdí cada una de mis ilusiones, pero verlo feliz me mantuvo en pie, después de todo uno no puede amar sin esperar la felicidad del otro, no obstante, con esa ilusión muerta nació una nueva, en el mismo crucero conocí a Erik, aprendí de él, de su manera particular de disfrutar la vida mientras las letras fluían entre nosotros, compartimos el sentido de escribir, la curiosidad por conocer un mundo nuevo y adentrarnos el uno en el otro. Sin darme cuenta me enamore de nuevo, un amor nacido de momentos compartidos, complicidad, paz, un amor correspondido como el de mi madre, llegue a querer tanto a ese chico, atesorar nuestros momentos juntos siempre esperando por verle una vez más, con esa sonrisa lista pare recibirme y sus brazos acunando mi frágil cuerpo.  

Ahora solamente me quedaba extrañarlo, tenerlo presente en un recuerdo constante de mi felicidad, incluso en esos días tan nublados como mi mente. 

Una lágrima se resbalo por lo largo de mi mejilla, por primera vez en mucho tiempo, estaba condenada mirarlo a lo lejos como un simple recuerdo fugaz, debí tener presente el final cuando todo comenzó, pero nunca me creí capaz de sentir eso por alguien ajeno a mi familia, no era capaz de pensar en esa pequeña posibilidad. 

No quería morir, no deseaba morir después de vivir tan poco, ¿por qué? ¿por qué justo cuando me creía capaz de tener una verdadera vida todo se escapaba entre mis manos? No quería morir, y aceptar casarme con Michael era como morir lentamente sin poder negarme a caminar a la luz al final del túnel. Todos tenían la esperanza de mantenerme con vida, de ganar tiempo con esa boda arreglada, pero era yo quien estaba segura de no poder sobrevivir todo ese tiempo esperando por una cura casi inexistente, tenía en claro mi futuro, todos conocían la parte de la vida que consistía en morir, y nadie le parecía justo solamente por tener una fecha clara.

No necesitaba lastima, no la quería tampoco, hacerme feliz consistía en darme la oportunidad de opinar sobre mis deseos verdaderos antes de buscar esperanzas falsas. 

Me miré al espejo de nuevo, la tarde caía con tranquilidad, el ruido en mi cabeza no me dejaba en paz gritaba "Sal corriendo, vete", y ese rostro inexpresivo al otro lado del espejo solamente atinaba a bajar la mirada. No podía huir, mi única esperanza era ver llegar a Lisa a esa ceremonia interrumpiendo la boda para llevarse a Michael lejos, comenzar una vida juntos y no dejarlo atado a mí como todos lo deseaban. 

Yo no podía cancelar la boda por una razón, mi madre no deseaba verme morir, los Jackson parecían la respuesta a sus plegarias, y él no cancelaría la boda por ser el mediador entre la posibilidad de más años de vida o la muerte.

Deje el asiento en el tocador, deje de mirarme al espejo y sentir la lastima colectiva sobre mis hombros, era mi vida después de todo, nadie tenía más voz o voto que yo misma, entonces era hora de hacerme responsable de mí por primera vez en tanto tiempo. Salí de casa decidida a encontrar a Erik, a darle las verdaderas razones de mi boda con Michael y esperar a escuchar de su voz que debíamos huir de ese lugar. 

No me preocupe por la lluvia, no tome en cuenta la voz de mi madre, tampoco escuche a todos los médicos solamente escuchaba mi impulso de buscar la verdadera vida, el verdadero amor, por lo menos esa noche, la noche antes de sentirme presa en mi propio cuerpo. 

Soñando Con Los Ojos AbiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora