Capítulo 2 "6 meses"

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Fuimos a la cafetería como él quería, nos sentamos en una mesa para dos personas frente a la ventana. Había paso ahí muchas mañanas en esa misma mesa convenciéndome poco a poco de todas aquellas noches en dónde decidí abandonar mi cuerpo a las caricias de quien se convirtió en la sombra de mi enamorado.

— ¿Listos para ordenar, señor? —con papel y pluma en mano dejó caer su mandíbula y se inclinó un poco para mostrar algo más a parte del menú.

—Quiero una taza de café y un trozo de tarta de manzana, ¿Y tú, cariño? —me dedicó una sonrisa tierna ignorando a la chica a su lado.

—Una taza de café, por favor.

—Enseguida —respondió con una mueca de fastidio al no haber logrado nada con mi acompañante.

Una vez solos intenté respirar con tranquilidad prestando la menor atención a su sonrisa de burlona.

— ¿Viste su cara? —preguntó tomando mi mano. 

—No es tan divertido —respondí.

—Es más divertido estar contigo, dormir contigo y...

—Callate —le pedí apenas con un susurro.

—Vamos cariño no necesitas poner así yo solo quería jugar un poco —menciono tiernamente mientras se acercaba su silla hasta tocar la mía.

—Aquí no —le susurré cerca de los labios.

—Siempre es buen momento para besar a mi novia —lo profundo de su voz me hizo cerrar los ojos en el momento perfecto para recibir sus labios con los míos en un beso sin reserva.

Una vez terminado el beso el golpe propinado por el bolso de Jessica me hizo comprender el propósito de Michael, exactamente de eso se trataba, Jessica y su poco entendimiento por el libertinaje de Michael. En realidad a ella le molestaba ser una chica hermosa y no recibir ningún coqueteo o llamada por parte del amable hombre a mi lado, mientras yo podía ser su novia ella podía fantasear con desprender mi cabeza del resto de mi cuerpo. Un ligero cosquilleo me retorció el estómago, molestia e incertidumbre, tuve ganas de salir tras ella y volver a besarlo, dejarle en claro con quién estaba, con quien dormía cada noche. Los celos me hicieron crear un millón de situaciones en donde la humillaba sin piedad alguna.

—Estoy loca —solté sin desearlo a sabiendas de su buen oído.

— ¿Estás bien? —su cara de preocupación me hizo sentir vulnerable, con ganas de hablar sobre todo lo ocurrido a lo largo de los últimos meses o al menos unos instantes antes, la mesera rompió mi burbuja dejando sobre la mesa nuestra orden sin agregar nada.

—Sí, únicamente estaba pensando en voz alta —dije mirando mi taza de café.

— ¿Estas segura? —sus ojos grandes me reflejaron con ternura, con su ternura.

—Sí, estoy bien —me acarició una mejilla. Con un aspecto tembloroso puse mi mano sobre la suya intentando algo, que en realidad no sabía —. No te preocupes, ahora termina rápido para poder volver a la editorial —retiré mis ojos de los suyos bebiendo el café de un golpe.

—Claro —soltó un suspiro imitando mi acción.

Minutos mas tarde pago la cuenta y fuimos directo a trabajar. Podía apostar mi puesto a en la editorial a que cuando me topará con Jessica tendría una muy mala pasada escuchando sus insultos indirectos entre otros comentarios desagradables.

—Siempre pensando demasiado, ¿puedo saber en qué piensas?

—En tus padres.

— ¿En mis padres? Debes estar bromeando —me miro de reojo intentando no perder mucho de vista el camino—. ¿Por qué piensas en mis padres?

Soñando Con Los Ojos AbiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora