El silencio era lo único con menos paz que la misma tempestad, podía escuchar los gritos en mi interior, pero no lograba canalizarlos, el teléfono continuaba vibrando incesante contra mi mesa de centro, pero no podía contestar, no era el momento, no era la hora y no estaba preparada, necesitaba una razón algo en verdad creíble... no podía simplemente decirlo... no quería.
Los días habían pasado, tal vez 7 u 8, tal vez ya era un mes, pero hasta ese momento no quería responder, no podía imaginar su desilusión al escuchar como había fracasado en mi primer intento de felicidad. La tristeza que emanaba de mi voz era suficiente para darle respuesta y razón de mis pesares, simplemente no estaba lista para aceptar lo ocurrido.
Era mejor si me quedaba en silencio, mirando la nada por horas esperando al final del contrato, al final de ese maldito episodio en mi vida. Nunca me sentí tan lejos de asimilar algo como en ese momento, esa podría ser una nueva forma de contar los días, me sentía rota por dentro cuando tantas veces había logrado evadir los efectos secundarios del amor, ahora me encontraba inmersa en un abismo tan oscuro que apenas podía distinguir mi propia silueta, intentaba abrazarme a mí misma sin lograr mover los brazos ni un milímetro.
Un suspiro emergio desde el fondo de mi pecho y me hizo mirar la única botella vacía de vino sobre la isla de la cocina, parecía tan lejana y me obligo pensar en la última vez que bebí tanto, cuando el dolor parecía sofocante al punto de hacerme perder la consciencia, pero el sabor del vino, aquel pequeño residuo del sabor me hizo sentir una sed terrible, tome las llaves para ir directo a Exxon Express tome la primera botella de vino al mi alcance y dos más de reserva, no me detuve a charlar con nadie, estaba esperando el momento perfecto para salir de ese lugar, para dejar de sentir esa opresión en el pecho.
Al pagar las botellas tome un taxi directo a mi anterior departamento, no presté atención al camino me centre únicamente en llegar. Miré la puerta en la distancia deseando volver a sentirme segura al menos en un lugar, al entrar volvieron los recuerdo de aquella soledad, cuando la paz era parte de mi vida, cuando no había nada, ni nadie irrupiendo en mis rutinas, esos días de hablar conmigo misma y disfrutar de la compañía de un buen libro...
Todo se había terminado, la paz, las rutinas, la soledad, todo fue reemplazado por su sonrisa, sus ojos, su personalidad, no podía dejar de pensar en él, no podía imaginar volver a la vida antes del crucero, antes de nuestras charlas, antes de estar enamorada. El volver a ese lugar era como visitar el bello recuerdo de quién era cuando todo parecía ir bien, y justo como el departamento, aquel recuerdo estaba abandonado, cubierto de polvo, desolado, sin rastro alguno de lo que había sido.
Sin más demora me sente en medio de aquellas paredes, retiré el corcho de la botella y comencé a beber, no era solamente el sentir como el vino resbalaba a lo largo de mi garganta, es terminar con la realidad, acabar con el dolor, ignorar la razón de mis pesares terminando por olvidar que estaba lastimada.
Bebí, uno, dos, tres tragos de la primera botella ganando un ardor terrible en mi garganta, pero ni siquiera eso pudo detenerme, observé con cuidado la luz filtrandose por las cortinas lilas, desaparecía poco a poco mientras la tarde se volvía noche, el espectro de luz me recordó a la fragilidad de la vida, a los cambios radicales de esta y sus innumerables tretas con el destino para crear una trama más interesante a quien era el espectador.
No pude notar cuando se termino la primera botella, no reaccione cuando se termino la segunda, solamente fui consciente del trago restante en la última botella y mi notable mareo.
-Un brindis -dije sin testigo alguno-, por Michael, a su salud, felicidad y su magnifica capacidad de enamorar a cualquiera con una simple mirada, además de ser experto en olvidar... -mis lágrimas se negaron a caer, en ese punto apenas podía distinguir la luz de la oscuridad, los recuerdos de la realidad-. Espero olvidarte de la misma manera -terminé la frase bebiendo hasta la última gota. Era todo, el vino se termino, el dolor se fue tan lejos como la cordura.
Me recoste en el suelo llenó de polvo, vi las partículas volar con mi respiración y me dedique a esperar sumergirme en un sueño profundo.
No tarde mucho en tener la primera visión de mi sueño, había salido del departamento y el aire me hizo sentir ligeramente mareada, debía llegar a algún lugar, no estaba segura de a dónde, pero de alguna manera lo sabía, ese era el lugar correcto. Caminé a un lado de la carretera escuchando el claxon de los autos a mi lado, no me detuve en ningún momento, continué en linea recta con la visión ligeramente borrosa teniendo por seguro el camino sin importar cuánta cordura había perdido, y luego de unos minutos pude adivinar cómo logré llegar.
Medows Country, mi hogar, el lugar en donde me sentí plena, feliz, en donde entregué mi cuerpo y alma a quien nunca creí capaz de hacerme daño...
Toque a su puerta con ciertas discreción esperando solamente unos segundos a verle aparecer tras ella, sus ojos se abrieron por la sorpresa mientras la inexpresividad de su rostro se escondió entre mi cabello y mi cuello, su manera de abrazar mi cuerpo, por primera vez en mucho tiempo, me recordó a la felicidad perdida tiempo atrás, lo extrañaba, extrañaba mirar esos ojos tanto como aquellos abrazos envolventes.
— ¿Estás bien? —Preguntó pasando su brazo por mis hombros para ayudarme a pasar a su departamento.
Recorrí el lugar con los ojos, no habia estado ahí en dias, todo era igual y diferente. Por primera vez en mucho tiempo estaba en casa y tan lejos de la realidad.
ESTÁS LEYENDO
Soñando Con Los Ojos Abiertos
Fanfic¿Novio? ¿Novia? ¿Amigos? ¿Qué somos? 1 año, 11 meses, 2 días y un par de horas desde el crucero, casi dos años desde el primer te quiero y 6 meses desde la mágica noche entre nosotros. ¿Cómo habían ido las cosas hasta ese momento? El temor de volv...