Capítulo 14 "Blanca Navidad"

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Los copos de nieve se quedaban ahí pegados a la ventana adornando el marco de los vidrios, la cena estaba a punto de ser servida y el timbre sonó por primera vez en la noche, mi corazón golpeó con fuerza contra mi pecho, pero al ver el rostro al otro lado de la puerta el ánimo se me fue al piso.

—Lo siento —me susurró luego de besarme la mejilla—, pero quita esa cara, porque comienzo a sentirme mal por no ser Michael.

Me mordí el labio inferior con una sonrisa en el rostro, mi querida Mónica estaba ahí, luego de meses sin verla por fin se materializaba frente a mí con su sonrisa tan dulce.

—Lo siento, no quería..., No lo he visto desde un par de semanas atrás, lo extraño.

—Lo imaginó, debe ser muy difícil sobrevivir sin esos labios y ese cuerpo —levanto una ceja acariciando mi barbilla.

—No es por eso. Simplemente me gustaría verlo aquí. Sé que vendrá, pero me gustaría que no tardará tanto.

—Él vendrá y entonces estaré muy satisfecha al ver tus ojos brillando como si estuvieras viendo todas las maravillas del mundo al mismo tiempo. Llegará pronto.

Me sonroje, como una niña cuando su madre descubre que se ha enamorado, justo de esa manera tan ridícula, pero no podía evitarlo, estaba enamorada sin más remedio, mis ojos brillaban cuando él se encontraba cerca y el corazón me latía rápido. Necesitaba verlo pronto, sentirle cerca de mí.

—Gracias por venir —argumente cuando los zapatos de mi madre comenzaron a a sonar cerca de nosotras. Mónica me extendió una botella de vino bastante lujosa, me dedico una sonrisa y se giro para recibir a mi madre entre sus brazos. El timbre llamó de nuevo y di un par de pasos en retroceso para recibir al siguiente invitado. Un par de vecinos llevaron un pay de manzana, agradecieron la invitación antes de tomar una copa para unirse a la charla de mi madre y Mónica.

Atendí la puerta hasta ver a los casi 20 invitados de la noche hacer acto de presencia, las sonrisas abundaban mientras los bocadillos disminuían, las copas de vino se encontraban en cada mano, el ambiente era tan armonioso, las luna estaba brillando en la cúspide del cielo y el reloj marcaba casi las once de la madrugada, el timbre sonó una vez más, pero entre tantas caras conocidas no podía ver a quién había estado esperando desde mi llegada a Memphis. Danny junto a sus padres cruzaron el umbral de la puerta y desde el punto más alto de las escaleras observe como cada detalle dentro de esa pequeña fiesta navideña carecía de sentido poco a poco, la noche estaba avanzando y Michael no aparecía, no estaba, la promesa de pasar aquella madrugada pintada de blanco por la nieve se estaba esfumando con el pasar de los minutos.

Deje de observar como todos bailaban e intercambiaban diálogos, fui hasta la habitación en donde tantas veces me sentí prisionera o segura, resguardaba cada parte humana y sensible de mi ser entre las paredes verdosas. Los recuerdos me dieron una cálida bienvenida, el póster de Guns and roses junto al de Scorpions  me recordaron a los años de rebeldía, los libros aún se encontraban en su lugar, cada fotografía conservaba el mismo portaretratos y la película de La laguna azul  continuaba siendo la primera en el repertorio, junto a una nota de Danny, las nostalgia de esos años me invadió como las olas a la playa, había dejado de ser esa Lisa y apenas recordaba cómo me sentía en esos momentos.  

Te gustara. Podemos perdernos en una isla cuando quieras.

Danny.

—Hola —tocó a la puerta con delicadeza haciendo apenas notable su presencia, en esa que también había sido su guarida una par de veces—, ¿Puedo pasar?

—Claro —pronuncié intentando no parecer incomoda por tenerle cerca luego de tanto tiempo sin vernos.

— ¿Recordando los años maravillosos? 

Una risa se asomo entre toda la bruma de mis recuerdos. Aquellos no parecían años maravillosos, las risas eran escasas tanto como la cordura, mi madre apenas podía controlarme y ambas sufríamos en un silencio bastante asfixiante.   

—Son recuerdos —me encogí en los hombros tomando la película entre mis manos. Él cerro la puerta y camino hasta donde me encontraba—. No me parecen los años maravillosos, pero tampoco son malos.

—Estoy en desacuerdo. Para mío siempre fueron años maravillosos, mientras estuviste en mi vida, todo parecía más genuino y asombroso.

— ¿Gracias?

Frunció el ceño casi al mismo tiempo que yo, pero la razón de ambos era diferente. Danny era parte de un pasado doloroso, existente en los rincones de mi mente, era reconfortante cuando me sentía sola y abandonada, Danny me amaba sin importar cuantas veces me porte de manera inapropiada, sin embargo, a pesar de cada gesto generoso de sus parte mi cariño por él no parecía crecer.

—No era una sorpresa para ti, ¿cierto?

El ceño fruncido no se fue, necesitaba una explicación para comprender su punto.

—El estar enamorado de ti. 

—Siendo sincera no lo esperaba. Estabas ahí, eras el chico lindo sentado junto a mí, en realidad no lo pensé nunca.

—Te seguía a todas partes como si fuera tu cachorrito, trataba de llamar tu atención en cada oportunidad, deseaba ser tu novio, incluso antes de saber el verdadero significado de eso.

No era una sorpresa haberlo pasado por alto.

—Lo siento, por todo —me di el tiempo de bajar la mirada observando como su mano se acercaba a la mía—. No fui buena contigo en ningún momento, te humille frente a todos nuestros conocidos... tú no pareces odiarme.

—Nunca podría odiarte, eres Lisa, mi adorable, hermosa, tierna y perfecta Lisa. 

—No me sorprendería mucho si lo hicieras, después de todo me fui sin calcular los daños colaterales. No te trate como debería y de verdad lo siento.

—Debías irte lo entiendo, tal vez te presione demasiado con nuestra relación, debía haber alguna consecuencia.

—Eres demasiado comprensivo conmigo, contemplando todo lo ocurrido entre nosotros.

—No puedo evitarlo, te amo aún cuando tal vez no debería hacerlo —hizo una pausa sin cambiar el semblante dulce de su rostro—. ¿Lisa? —suspiró buscando las palabras perfectas, tomó mi mano besando mis nudillos—, ¿Te arrepientes de no aceptar casarte conmigo?—Por un instante creí sentir algo, pero fuera la ráfaga de aire causada por la puerta abierta. 

— ¿Los interrumpo? —aquellos ojos castaños me cautivaron de un segundo a otro y una sonrisa se asomo en mi rostro.

Soñando Con Los Ojos AbiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora