Capítulo 17 "Dejar"

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— ¿Lo has pensado?

—Mucho, de hecho cada día, y mi decisión es la misma.

—Esa no es por mucho, la peor decisión de toda tu existencia.

—No, esta es la primera decisión que he tomado en toda mi vida.

Los ojos se me llenaron de lágrimas, Cressy tenía razón en cada palabra, ella no era una niña indefensa, nunca lo fue a pesar de toda esa timidez.

— ¿De verdad? No te vuelvas victima de algo que no eres.

—No soy una victima, soy un estúpido, por dejarte manipularme en cada ocasión. Mamá y tú siempre manipularon mi vida, me llevaron por un camino sin preguntarme si de verdad quería hacer eso con mi vida. Nunca tuve otra elección, publicar los libros, estudiar, con quien salir, a quién amar o con quien casarme.

—Escuchar nuestra opinión no es dejarnos manipular tu vida.

Se enconcogio en los hombros mientras me miraba con sus ojos claros. La sangre se me subió a los oidos, todas mis lágrimas salieron corriendo, rodaron por mis mejillas hasta la barbilla y tocaron su escritorio, las limpió como si de tratará de polvo arruinando el brillo de la madera.

—¡Ya basta! —Grité con todo el aliento contenido—. Soy tu hijo, debería importarte al menos un poco, deberias tener la capacidad de mirarme con ternura, darme la opción de tener una vida con mis propios errores, mis decisiones, ¡mi maldita y estupida vida!

—No vas a gritarme.

—No, a partir de hoy haré cada maldita cosa que me venga en gana.

— ¿En serio? —Levantó la mirada de nuevo y en menos de un segundo me estrujo la mano contra el escritorio.

—Nunca tuve mucho problema con eso.

Lo rete, quería retarlo al punto de ganarme uno de sus golpes, deseaba volver a mi adolescencia y cambiar todo, gritarle, cerrar la puerta de mi habitación de un golpe, romper una lampara al lanzarla contra la pared, golpear los nudillos contra la pared o un espejo para ver cada fragmento saltar contra mí, anhelaba poder sacar el caos de mi interior, escupirles en la cara que no era la oveja blanca de la familia.

—Me he acostado con cada chica en la editorial, una de ella estaba comprometida y a su novio no lo agrado saberlo. La renuncia de varias de ellas no son una casualidad, ¿Lo entiendes, verdad?

— ¿Debería aplaudirte?

Se puso de pie sin soktar mi mano, y con toda mi fuerza disponible le empuje el hombro con la mano libre, cayó sobre su silla dejandome libre.

—Deberías estar preocupado.

—Ya no eres un niño pequeño, ¿o sí? ¿Cómo puede alguien comprenderte? Me gritas por controlar tu vida y ahora me restriegas en la cara todas tus aventuras, deberías defender alguna de las dos porque ahora mismo solamente pareces un niño lloron habiendo berrinche porque no se le compró el juguete que quería, eso no es muy maduro ¿o sí?

—Esto no se trata de un maldito juguete..., no quiero, ni voy a casarme con Cressy.

Comencé a llorar, no era maduro, no era un adulto, estaba frente a mi padre intentando explicar de una manera poco coherente la importancia de Lisa en mi vida, deseaba hacerle saber cuanto la amaba, pero él solamente se encogía en los hombros y replicaba con astucia cada uno de mis argumentos.

—Esto no se trata de un juguete.

—No, se trata de tu egoísmo, de cuánto prefieres vivir una hermosa y larga vida con un precioso final feliz, sin darle a Cressy la oportunidad de tener lo mismo.

—Ella no va a tenerlo conmigo, no puede, ni siquiera soy bueno para ella, ¿Cómo podría?

—No te hablo de las restricciones, ¿cierto? —mi ceño fruncido le dio una respuesta al instante, volviendome un idiota de nuevo—. Bueno, necesita tener familia, alguien que pueda responder por ella y acompañarle en los momentos más dolorosos, no soy amigo de Cressy, pero hasta donde sé, su única familia es su madre.

Mi corazón dejo de latir por un segundo, algo muy dentro de mí se mantenía gritando que no era una buena idea.

—Puedes no ayudar a Cressy, puedes dejar al tiempo pasar sin sentirte culpable, después de todo no la amas y, ella sabrá entenderlo de alguna manera —se quedó en silencio por unos segundos rascado su barbilla con toda prepotencia—, Esaú culpa por confiar en ti, por ser tu amiga y no la de alguien más, pero lo va a superar, o morirá, esperemos a ver cuál sucede primero.

Respire hondo, con aquel nudo obstruyendo mi garganta, no podía articular otra palabra, no quería ser egoísta, pero tampoco podia renunciar a mi mismo y ella tampoco lo estaba pidiendo.

—No soy egoista, y ella lo ssabe —me di media vuelta sin volver la mirada en ningún momento y sin lograr entender cómo mi padre podía ser tan cruel con quien siempre siguió sus consejos.

—Repítelo hasta su funeral —se burló.

No le iba a permitir verme de esa manera nunca más, no le daría el beneficio de la duda, Cressy y yo no queríamos ser atados el uno al otro a pesar de todos los sentimientos implicados dentro de nuestra relación. Tomé el ascensor y antes de poder presionar el botón del tercer piso la secretaría de mi madre entró dedicandome una sonrisa.

—Hola, Michael.

—Hola.

— ¿Cómo está iniciando el año para ti?

—No muy bien hasta ahora, pero me mantengo optimista.

—Eso es bueno —y miré de nuevo aquella sonrisa suya reflejada en las puerta plateadas—. Tus padres parecen entusiasmados por tu futuro.

— ¿Te han dicho algo?

—No, pero puedo notarlo por su manera de hablar en esta última semana, a veces parecen discutir, pero no estoy segura de que lo hagan.

—Nunca puedes estar seguro de los planes de un Jackson.

—Te doy toda la razón.

Llegamos al piso 3, el único lugar en todo el edificio donde podía sentirme relativamente seguro, dormir entre un montón de papeles con cada intento de ser escritor una vez más.

— ¿Lisa ya volvió de sus ovaciones? —Preguntó cuando me encontraba fuera del ascensor.

—No, debió hacerlo con una atrás.

—Eso es extraño.

—Lo sé.

— ¿Podrías entregarle algo por mí? —Me tendió un sobre amarillo completamente cerrado con su nombre—, el trámite aún no se completa, pero sabrá más de eso cuando vuelva.

—De acuerdo.

—Hasta luego.

—Adiós.

Seguí mi curso hasta la oficina intentando adivinar el contenido del sobre, deseando preservar su intimidad con mucho esfuerzo, pero en cuanto la puerta de mi oficina se cerro el sobre fue rasgado, con las manos temblando vi las hojas, descifrado cada palabra, letra por letra, intentando mantenerme tranquilo, buscando la paz en algún lugar de mi cabeza, pero todo se veía borroso, lejano y ella no estaba. Cada cosa en mi camino se estrelló contra la pared, las sillas, las hojas, las pastillas, toda esa rabia se volvió incontrolable.

— ¿Michael?

La frágil voz de Cressy alcanzó mis oidos y en cuanto pude mirarle corrió hasta donde me encontraba.

— ¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

—No, ella va a dejarme, ella quiere alejarse de mí, sin decir nada, sin despedirse.

—No, Lisa te ama, no sería capaz de irse sin decirte nada, también quiere casarse contigo y...

—¡No! —le mostré los papeles casi destrozados en mis manos—. Tal vez casarnos no es tan mala idea.

Soñando Con Los Ojos AbiertosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora