One shot, One kill

S/M

Advertencias; Cera caliente. Sadismo. Masoquismo. Humillación. Sexo implícito/explicito (no sé), ¿bondage?

Por poco y esto termina siendo bloodplay, pero no xD

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La habitación iluminada por velas olía a cera y sudor. El cuerpo en el suelo, sentado sobre sus rodillas y una cuerda sujetando sus brazos en la espalda. Su cola serpenteaba en el suelo y trataba de agudizar su sentido auditivo. La venda en sus ojos le privaba la vista y el pañuelo en la boca le quitaba el habla.

Su corazón palpitaba en su pecho, golpeteando con fuerza y asfixiándolo. El sudor perlaba su torso desnudo y apretaba los puños para liberar tensión, inspiraba y exhalaba por la nariz, la saliva corriendo por su mentón y su mente en blanco.

Fumus observó al Diablo hincado frente suyo; sudoroso, atado, con cera seca en los hombros y espalda. Golpeteó con la suela del zapato, causando que el otro se tensará en su lugar; parecía que había dejado de respirar también. El Dios tomó una de las tantas velas; grandes y de cera roja, la pequeña flama tambaleó durante el movimiento.

Cuando estuvo cerca ladeó la vela, dejando caer un pequeño arroyo de cera cayó sobre los hombros desnudos del Diablo. Cuando la caliente cera tocó la piel, el Diablo soltó un gemido ahogado que resonó por la silenciosa sala.

La sustancia golpeando y salpicando la piel, las pequeñas gotas adhiriéndose al largo cabello que continuaba sujetado o a los brillantes cuernos. Levantó la vela y observó la cera recorrer el cuerpo ajeno hasta detenerse y comenzar a secarse hasta volverse una corteza rojiza en la piel. Ladeó la cabeza con aire curioso al ver como la respiración del Diablo se aceleraba.

—Te gusta—. Afirmó sin molestarse en preguntar, una sonrisa reptó sus labios. —Maldito cerdo masoquista—.

Ivlis suspiró ante la voz del Dios, salivando más y ensuciando el pañuelo que lo amordazaba. Su cola serpenteando con más rapidez. Fumus rodó los ojos divertido antes de volver a verter cera en el Diablo, observando como el cuerpo ajeno temblaba y gemía; la cola carmesí golpeteando el suelo con emoción.

El Dios se inclinó, quedando frente al Diablo. Retiró la venda que cubría los ojos; los iris dorados se veían nublados, desorientados ante el cambio brusco de luz, pero al ver a Fumus no desvió la mirada. El Dios le sonrió e Ivlis gimoteó, su cuerpo temblando. El Dios bajó la mirada y el Diablo le imitó.

Con su mano libre, Fumus desabotonó el pantalón del Diablo y lo bajó, deshaciéndose de la ropa interior también e ignorando deliberadamente los motivos de corazones, aunque Ivlis no evitó sentir vergüenza ante eso. Vergüenza que olvidó prontamente. Fumus liberó el miembro erecto del Diablo y éste se permitió un suspiro de alivio.

El Dios arqueó las cejas al ver lo roja que estaba la cabeza, casi purpura. Ahorrándose las ceremonias, vertió la cera de la vela que aun cargaba. El gritó de Ivlis fue amortiguado por el pañuelo, pero aun así creando eco en la habitación. La cera caliente chocando con la sensible cabeza, y corriendo en pequeños ríos; delineando cada vena y acumulándose en la base.

Quemaba, cada terminal nerviosa disparaba señales de dolor que hacían su cuerpo temblar y tener espasmos. Escuchó la risa del Dios y lo miró. Fumus le sonreía; una inocente y maliciosa sonrisa. El Dios se acercó al rostro del Diablo y besó los labios ajenos; un rose, donde apenas hubo contacto.

Ivlis se desmoronó. Cada musculo se tensó, las corrientes de dolor se convirtieron placer, su vista se mostró en blanco por unos segundos y cuando supo de sí, estaba jadeando y temblando. Su cabeza cayó y observó el suelo. Su ropa, así como el suelo, estaban llenos de rojo y blanco. Escuchó la risa del Dios y lo miró levantarse.

—Me das asco—. Dijo Fumus.