Perro

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Advertencia: Secuestro, insinuación de violencia y tortura, humillación.

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Su cuello dolía, el grillete que lo sostenía a la pared le hacía sentir como un perro. La corta cadena le sostenía a una estaca de metal incrustada al suelo. La habitación de concreto sin ventanas le impedía saber qué hora era, el perturbador silencio le impedía imaginar. Dentro estaba él y la nada. Sus manos atadas a la espalda con una cuerda, la soga quemando su piel por lo ajustado del nudo.

No sabía si tenía los ojos abiertos o cerrados, la oscuridad era la misma, y comenzaba a dudar si estaba despierto siquiera. El dolor de su cuerpo se convertía en entumecimiento, y su cabeza se dispersaba. Estaba cansado, había intentado quitarse la soga, quemando su piel sin ningún resultado positivo.

Su cuerpo dolía y le exigía a gritos un merecido descanso, pero de poco valía recobrar las fuerzas para que al final fuese redujese a lo mismo; un miserable perro encadenado. Se había convertido en el juguete de alguien más y como odiaba eso. La ironía era lo que hacía arder sus heridas, la que lo mantenía despierto y la que le impedía soltar su orgullo.

La puerta abrió, dejando ingresar la luz y causando que gruñera. El recién llegado rio y camino hasta Fumus. El Dios cayó al suelo cuando el otro piso con fuerza la cadena hasta hacerla tocar el suelo. El golpe fue duro y el dolor se disparó rápidamente por el cuerpo de Fumus, haciendo que el entumecimiento desapareciera.

Fumus sintió liquido caer sobre su cabeza, era agua hirviendo cayendo en su cabeza y se extendió por su espalda y hombros. Apretó los dientes y gruñó para sus adentros, el concreto helado donde estaba acostado contra el agua hirviente sobre suyo. Sus cabellos escurriendo y pegándose a su frente.

—¿Sed? —. Preguntó el otro y rio de nuevo.

El agua parecía no acabar y cada vez era más caliente, sentía su piel derretirse. Ni el helado suelo consolaba sus terminales nerviosas. De sus labios salió un quejido; corto, casi inaudible y lastimero. El agua se detuvo por un poco y Fumus se permitió un suspiro de alivio.

Lo tomaron del cabello, jalando las hebras y obligándolo a sentarse de nuevo. El resto del agua caliente chocó con su rostro de manera inesperada, causando que la tragase e inhalase. Sintió como se ahogaba y comenzó a toser, Justim rio y soltó los cabellos mojados. Dio una palmada en la cabeza de Fumus con delicadeza y se fue, dejando al Dios en oscuridad una vez más.

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Mientras Justim no tenga personalidad bien definida haré lo que me de la gana ¯\_(ツ)_/¯

One shot, One killDonde viven las historias. Descúbrelo ahora