One shot, One kill

Reunión importante

Once again, vengo a decirles que vean la wiki para conocer a More Ordovices (el "dios" tapir) y The Big five si es que aún no saben de ellos :)

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Sabía, había algo que le decía a Fumus, que dejar a Satanick a cargo de la bienvenida sería una terrible idea. Pero no tuvo más opción que aceptar porque él se encargaba de los preparativos del papeleo, de ambos mundos porque esperar algo de ese calibre de Satanick era dispararse a sí mismo en la cabeza. Suponía que dejarlo a cargo de la bienvenida sería como dispararse en una mano; menos perdida.

Así que lo dejó, se concentró en su trabajo y esas montañas de papeleos que debía tener preparados, finalizados y organizados y si antes no dormía, ahora menos. No podía siquiera comer, ni beber, pasándose semanas enteras fumando cajetilla tras cajetilla, encerrado en su oficina con sus ángeles desvelándose con él y, por puro odio, se las arregló para que los demonios de Satanick sufrieran también.

Y qué si ellos tenían que ayudar a Satanick con la bienvenida, le daba igual. Ellos, al igual que él, sufrirían y lo logró. Sonrió satisfecho cuando, después de casi dos meses, llegó al castillo de su hermano y vio a Envi con bolsas bajo los ojos y casi cayéndose por no poder caminar por el cansancio, Kyou a su lado en condiciones bastante parecidas. Cuando pasó junto a ellos, los empujó y los escuchó caer al suelo.

—¿Tienes todo? —. Preguntó, acercándose a Satanick quien estaba en la puerta principal.

El castillo estaba adornado con sencillez y elegancia, el color azul marino siendo el tema principal, flores escarlatas en los floreros. Fumus usando un traje de dicho color, su hermano eligiendo uno que tiraba más al purpura. Ambos usando accesorios simples que eran dorados o plateados. No era una fiesta, pero no pensaba arriesgarse a ver que pasaba si estaban mal presentados.

El Diablo asintió y dejó las manos en su cintura, elevando el mentón. —Todo es perfecto, no tienes que preocuparte—.

—Espero—. Respondió el Dios, viendo la hora en su reloj. Estaban a minutos de que llegaran. —No me avergüences—.

—¿Cuándo he hecho eso? —.

—Mañana te mando la lista—.

Y las puertas se abrieron, ambos parando la discusión y dando una corta reverencia, recibiendo a las estrellas. Los cinco de ellos siendo liderados por Tao que les dedicó un movimiento de cabeza, Fumus apretando los puños para buscar calmarse. Miró de reojo a Satanick, porque él dijo que él daría la bienvenida y eso incluía el discurso, el Diablo carraspeando un poco y dando un paso al frente.

Satanick inhaló largo, se plantó firme en el suelo y levantó las manos al aire. Escuchándose de golpe un cañonazo y confeti saliendo disparado sobre ellos, globos de colores cayendo al instante y escuchó, no tuvo el valor de girar a ver, como una pancarta era desplegada. La servidumbre del Diablo apareciendo de golpe con regalos envueltos en papel de colores y dibujos. Artamos atado al fondo, rodeado de sus propios conejos.

—¡Bienvenidos! —. Gritó Satanick al final, voz jovial y alegre.

La habitación entera quedó en silencio. Nadie, nadie hacía un sólo ruido. Fumus sintiendo que no respiraba, que no podía, que no debía siquiera. Se quería morir. Quería morir ahí mismo. Alcanzó a ver a Erebos levantar las manos y dar un único aplauso, sus palmas juntándose y haciendo un ruido que habría sido imperceptible de no ser por el silencio sepulcral.

El Dios dejó caer los hombros, toda la tensión dejándolo y convirtiéndose en un pozo de... de resignación. Vio que Erebos intentó dar un segundo aplauso, Eden alcanzó a tomarlo de la muñeca y le negó con la cabeza. Hakua escaneó la escena entera, ojos dorados juzgando. Tao aun seguía congelado, ojos abiertos de más. Y More, More alcanzó a atrapar un globo y sonreía con incomodidad. Dejar a Satanick hacer la bienvenida fue como dispararse en los huevos.