One shot, One kill

Escultura de oro

Advertencias: Sexo explícito, manipulación e insinuaciones al masoquismo/sadismo.

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El cuerpo sobre suyo era caliente, no sabía si era por las circunstancias o porque era su temperatura natural. La piel suave y el níveo color opacado por el color rosado que había aparecido minutos antes. Era tersa y suave, ni una sola cicatriz en el lienzo. Colocó la palma de la mano en el pecho, entre ambos senos y sintió el acelerado latir del corazón.

Tomó el pezón, rosado y erecto, con la punta de los dedos y apretó. La voz de la fémina haciéndose presente con un pequeño quejido de dolor. Con su mano libre delineó la figura de la ángel, las exuberantes curvas siendo acariciadas por sus dedos y causando escalofríos en la mujer, quien daba largas respiraciones para mantenerse en silencio.

Le daba crédito a Siralos, el Dios sabía crear ángeles que desbordaran belleza y ser la cúspide de la lealtad. Igls no se había negado a nada cuando su Dios le dijo que Fumus quería jugar con ella un poco, incluso incitándolos a comenzar lo antes posible y dándoles una de las tantas habitaciones de su castillo.

Aunque también podía ver que la ángel se negaba a mostrar si estaba pasándolo bien o no. Se mordía el labio inferior con insistencia y regulaba sus respiraciones, Fumus no sabía si era por orgullo o decencia, pero era tierno y divertido. Verla luchar con las sensaciones placenteras que creaba él.

La tomó de la cadera y obligó a sentar en su regazo, sentía la caliente piel de Igls aun a través de su pantalón y también que tan mojada estaba. Ni él ni ella comentaron nada al respecto. Fumus se recargó en el respaldo del sofá donde estaba, en su regazo estaba la ángel. La ropa de la fémina cuidadosamente doblada sobre la mesa de centro que hicieron a un lado.

El largo cabello rubio y rizado cayendo con elegancia sobre los hombros tensos de Igls. Su halo resplandeciendo como oro mismo. Siendo terca mantenía el rostro sereno e inexpresivo, pero las mejillas espolvoreadas de rosa la delataban. Sus manos estaban sobre sus muslos, Fumus ordenándole que no podía tocarlo a él o a sí misma.

Bajó la mirada y observó las piernas abiertas de Igls. Podía ver con claridad como el clítoris estaba erecto y bastante necesitado de atención, no habían hecho nada aún, más que unas caricias experimentales que hizo para joderla un rato. Debía ser demasiado sensible si ya estaba así de necesitada con tan poco.

Llevó la mano derecha a la entrepierna de la ángel, la punta de sus dedos apenas tocando los labios inferiores; sentía cuan mojada estaba la fémina y como ante su tacto parecía que más salía. Igls tembló, pero se mantuvo firme en su posición, un jadeo escapando de sus labios sin darse cuenta.

Fumus presionó dos dedos sobre el clítoris, haciendo presión y viendo a la ángel temblar e intentando alejarse para forzarse a no moverse después. Sentía sus dedos mojarse aún sin moverlos, sólo con el mero contacto. Movió los dedos, pasándolos desde el clítoris hasta la entrada, abriendo los dedos y con ellos los labios y haciendo un sonido húmedo. El Dios encontrando divertido en como las mejillas de Igls se pintaron de rojo ante eso.

No introdujo los dedos, en su lugar acarició. Movía los dedos acariciando desde la entrada hasta el clítoris y de regreso, el movimiento haciéndose casa vez más fácil con el lubricante natural de Igls. Abría y cerraba los dedos, entre ellos y los labios se creaba un sonido suave, rítmico y vulgar.

No se esforzaba en aumentar el ritmo o siquiera en realmente complacer a Igls, estaba simplemente jugando. Sentía el líquido caer por sus dedos y manchar su ropa. Sentía a Igls temblar cada vez más en su regazo. El serio semblante de la ángel comenzaba a caerse, sus mejillas mostrando un marcado rubor y el sudor comenzando a perlar su cuerpo.