Cachorro

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Demasiado corto como para hacerlo un fic. 

Advertencias: Cautiverio, insinuación de tortura y abuso, ¿crossover?. 

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A Fumus le gustaba la obediencia. Una orden escuchada y ejecutada a tiempo preciso era un claro ejemplo de adiestramiento perfecto. Como la mascota entendía su puesto y entregaba su voluntad sin dudar de la palabra de su amo.

Le gustaba adiestrar y castigar. Le gustaba entrenar y premiar. Era un amo condescendiente, hasta se sorprendía de lo complaciente que podía llegar a ser con sus mascotas. A Fumus le gustaba tener mascotas obedientes, entendidas, frágiles y, porque negarlo, adorables.

Su nueva mascota lo era, era todo lo que quería en una y eso le alegraba. El adiestramiento fue sencillo, cada castigo fue sobrellevado bien y entendido. Su nueva mascota entendió su lugar pronto y también aprendió a escuchar y obedecer. Fumus apremiaba cada orden ejecutada con precisión.

Sonrió y acarició los suaves cabellos, las orejas ajenas se tensaron ante el toque del Dios. Fumus sintió como el cuerpo en sus pies comenzaba a temblar, pero lo dejó pasar; la ansiedad de su nueva mascota era permanente y venía de mucho antes así que poco valía intentar quitársela, era fácil de ignorar de todas maneras.

Siguió acariciando, con cuidado y cariño, estaba apremiando a su pequeña mascota después de todo. Escuchó quejidos, los inicios de un llanto, y lo mandó a callar con arrullos y delineando las grandes orejas blancas con la punta de los dedos.

—Silencio—. Ordenó.

Y pasaron unos segundos hasta que los quejidos se volvieron murmullos, el llanto convirtiéndose en pesar silencioso. Las manos de su mascota se aferraron a su pantalón, sujetándolo e impidiendo su movimiento. Fumus sonrió y rascó detrás de la oreja derecha, ganando un gemido ahogado.

—Buen chico—. Halagó.

Su cachorro era un buen chico, un chico listo y obediente. Contrario a su juguete de tiempo atrás, aquella gata que Fumus tuvo tantos problemas para adiestrar y aun así falló, su pequeño cachorro Shirogane estaba tan bien entrenado.

Dejó de acariciar los cabellos y levantó el rostro de Shirogane con ambas manos; sus dedos acariciando los pómulos mojados por las lágrimas que lobo parecía nunca apaciguar. El Dios disfrutó del rostro de su mascota; del terror en su mirada, de sus lágrimas, de sus rosadas mejillas, de sus hinchados labios.

Shirogane era un buen chico, un cachorro hermoso del cual Fumus estaba orgulloso. El Dios se inclinó y plantó un suave beso en la frente del lobo, escuchando como el aliento de su mascota se enganchaba. El Dios se separó, alejó los rebeldes cabellos que escondían el rostro del lobo y sonrió.

—Juguemos, cachorro—. 

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Lo considero como un capitulo especial ;)

One shot, One killDonde viven las historias. Descúbrelo ahora