I do what I want.
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Como Dios, había visto muchas cosas, sabía muchas cosas, conocía muchas cosas. Estaba acostumbrado a tantas cosas que la apatía era parte de su vida, pocas cosas despertando su interés, otras pocas dándole la suficiente energía. No era tan fácil crearle una verdadera impresión o una que permaneciera con él.
Ella era... era nuevo. No sabía cómo explicarlo, no tenía palabras, no podía encontrarlas. No sabía que decirle, no sabía describirla, los ojos rojos le dejaban mudo. Las hermosas facciones no le permitían despegar la mirada. El largo cabello cayendo como una cortina, dejando que sólo fueran ellos dos en ese instante.
La mujer se erguía sobre suyo, su larga cola de serpiente estaba alrededor del Dios, ella levantándose y quedando sobre él. El vestido blanco se ceñía a los senos, dejando ver la voluptuosa figura de la demonio, una llave dorada en el cuello ajeno siendo sostenido por una cadena. El Dios observándola en silencio, la mujer sonrió.
La comisura de los labios se elevó con casi timidez, las mejillas ruborizándose tan poco que sólo por la cercanía era capaz de notarlo. Los ojos, de un color tan intenso como la sangre, flaquearon unos segundos ante la mirada púrpura, pero volvió a encontrarse con los ojos del varón.
El lugar olía a césped y humedad, los ruidos de los animales no parecían ser percibidos por los otros dos; el murmullo de las hojas o el salpicar del agua era ignorado. La naga levantó las manos, mostrando lo que sostenía y el Dios lo miró, despegando la mirada de ella por primera vez desde que se encontraron.
Una manzana roja era sostenida por las delicadas manos de la demonio; el fruto era grande y el color de la piel era intenso. Entonces captó el dulce aroma que desprendía la manzana, el cual parecía también ser el de la demonio. Inhaló profundo, el aroma dulce y discreto erizándole la piel.
Observó el fruto unos largos segundos, para después levantar la mirada y ver a la naga de nuevo. La mujer sonriéndole, sus rosados labios extendidos en un gesto tranquilo. Sus ojos enmarcados por las largas pestañas negras. El cabello aun cubriéndolos, largo y con las puntas onduladas. La mujer levantó las manos.
Colocó la manzana frente al Dios, el dulce aroma volviéndose un poco más fuerte, el color del fruto era tan parecido a los ojos de la demonio. La naga le veía con timidez, pero un velo de nervios era visible. Estaba siendo atrevida, no sólo al hablarle a un Dios que no pertenecía a su mundo, sino que también estaba ofreciéndole algo.
El Dios tomó una de las muñecas, su agarre suave por sobre la tela, su mano sosteniendo por completo la de la naga. Acercó la manzana hasta él y dio una mordida, el chasquido siendo fuerte y la demonio sonrió ampliamente, alegre ante la aceptación de la deidad.
El varón extendió su mano libre hasta la demonio y sintió las finas hebras del cabello por sus dedos. La sostuvo de la nuca, dedos acariciando la piel con delicadeza y la naga temblando por la sensación. La acercó a él, la mujer ruborizándose con fuerza cuando la distancia entre ellos desapareció; mejillas pintadas en un rojo tan parecido a sus ojos.
El beso que compartieron sabía dulce, la naga saboreando la manzana en los labios del Dios. El gesto no era suave, con fuerza el Dios se apropiaba de la demonio; los labios carnosos eran tan dulces como el fruto que le había sido entregado. Al separarse, la mujer jadeó, sus ojos nublados por el placer y anticipación. Compartieron una sonrisa cómplice, antes de volver a besarse.
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One shot, One kill
FanficFumus es alguien ocupado; tiene un cielo que mandar y un mundo que cuidar. Pero entre tarea y tarea pasan algunos "imprevistos". Advertencias que se irán sumando conforme los one-shot's: *Incesto. *Sadomasoquismo. *Sexo implícito/explícito. *Insin...