One shot, One kill

Paraíso

Otp warning, ah y TETAS.

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Había facetas de Fumus que no muchos conocían, Lil lo sabía. No porque el Dios lo ocultará, es que simplemente la gente no era observadora y no lograban notar esos rasgos. La súcubo sabía que sin importar cuantas insinuaciones o palabras de índole sexual soltase, el Dios no se iba a sonrojar con nada y también sabía que cuando el invierno llegaba las mejillas del Dios se pintaban de rosa.

Nadie sabía de su habilidad culinaria, simplemente porque a Fumus no le daba por querer cocinar. Nadie sabía cómo sonaba una sonrisa divertida y genuina del Dios. Nadie sabía de su costumbre de dormir acurrucado en un lado de la cama o de lo fácil que era incitarlo a un abrazo antes o después de ir a dormir.

Y, obviamente, nadie sabía de la extraña fascinación que tenía Fumus por los senos de Lil. La súcubo sonrió y siguió acariciando los cabellos ajenos, el rostro del Dios oculto entre los senos de la demonio, la mano derecha acunando uno de ellos y la izquierda acariciando la cintura de Lil. Ambos acostados en uno de los largos sofás de la oficina del Dios, el ruido amortiguado del exterior parecía un murmullo.

El peso de Fumus la asfixiaba un poco, pero estaba tan acostumbrada que ya no importada. Siguió acariciando la cabellera, deshaciendo los nudos que pudiera haber, rascando el cuero cabelludo con sus uñas. Sintió los dedos sobre su seno tensarse y rio al sentir las cosquillas. Aun con su posición comprometedora la situación distaba de ser sexual; aunque a Lil no le importaría ir por ese camino.

Nadie sabía de la fascinación de Fumus por los senos de la súcubo, fuese de manera sexual o no, pero le gustaba tocarlos, apoyarse en ellos. Si ambos estaban excitados bien se atrevía a morderlos y succionarlos; dejando marcas de dientes que Lil admiraba hasta que desaparecieran. Cuando más tranquilo gustaba de sólo recostarse en ellos.

No evitó soltar una risilla, recordando como su querido esposo Satanick compartía el mismo gusto que Fumus; ambos siendo incapaces de mantener las manos para sí y siempre tocando los senos de la súcubo. Aunque Lil era sincera, le gustaba la atención que le daban, ambos importándoles poco quien los viera posar las manos en el busto de ella.

Sintió la mano en su cintura moverse con lentitud hasta su cadera y la mano en su pecho apretar con más fuerza, haciéndola soltar un suave gemido y sonrió. Al parecer el Dios quería escalar las cosas y Lil lo iba a complacer.  

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Dicen que sin senos no hay paraíso JAJAJAJAJAJA... Ok, me gustan las tetas, sorry not sorry. 

Sí, a Fumus le gustan las tetas, en especial las de Lil. Al fin hice algo de estos dos, pero aún quiero más...