Ramo de hortensias

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Aprendí algo nuevo. 

Advertencia: Insinuación de envenenamiento. No coman hortensias, por favor. 

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El té caliente y aromático frente suyo era lo que menos le importaba. Los esplendorosos jardines a su alrededor dejaban en vergüenza los que él había creado en su propio mundo. La suave brisa de una permanente primavera, cantar de pájaros que no se veían y copas de árboles en flor que otorgaban sombra.

Fumus golpeaba el suelo con el zapato; un tap rápido. Estaba furioso y ni el dichoso té calmante que le había regalado su congénere lo tranquilizaría. Sus ojos taladraban un agujero en el rostro del otro Dios, quien no se inmutaba y tomaba pequeños sorbos de su propia taza, disfrutando del sabor y del aroma.

Liliya pareció deparar en la insistente mirada de Fumus, despegó la mirada del líquido y sonrió. El Dios de Pitch Black chasqueó la lengua. Se quería ir, no tenía ni quería perder tiempo haciendo una tonta fiesta de té con Liliya. Al no haber ningún cambio, Fumus se dispuso a irse.

—Me lar—.

—Hay flores toxicas—.

Interrumpió Liliya, dejando la taza en la mesa. Fumus rodó los ojos y se dejó caer en la silla y cruzó los brazos hastiado, miraba a Liliya indicándole que siguiera hablando. Liliya era extraño, estaba loco. Él era de los pocos que tenían el valor suficiente para irrumpir en la oficina de Fumus.

—Existen flores que pueden matar—. Dijo de nuevo, mirando las flores que estaban en el centro de la mesa. —Las hortensias, por ejemplo; son realmente letales—.

El Dios tomó un pequeño racimo del adorno; pétalos pequeños y azules, casi violetas. Fumus recordaba haber visto una jardinera llena de hortensias en el camino hacia allí. Liliya acarició las flores que tomó y las olió, disfrutando de ellas.

—Si se consumen, Fumus, pueden causar daños como el cianuro—. Continuó, levantándose lentamente.

—Si tan peligrosas son, ¿por qué las cultivas? —. Preguntó, fingiendo interés.

Liliya no contestó, camino hasta quedar detrás de Fumus y colocó las flores detrás de la oreja del Dios. Fumus se mantuvo inmóvil, sintiendo como Liliya acomodaba el pequeño ramo entre su cabello. Una vez terminado, Liliya rio y acarició los hombros del otro.

—Son hermosas, unas de mis favoritas—. Dijo y se inclinó. —Todo lo bello es peligroso, Fumus—.

Las palabras susurradas erizaron la piel de Fumus, que miraba el florero frente suyo. Liliya deslizó las manos por la espalda del otro Dios, ganando que Fumus arqueara la espalda un poco, Liliya sonrió para sí mismo, dejó caer la cabeza en el hombro ajeno.

Mientras Liliya recorría su cuerpo con descaro, Fumus tomó el resto de las flores del florero, mojando el mantel cuando las saco del recipiente de cristal. Acarició los azulinos pétalos; suaves y frágiles. Tomó uno y lo arrancó, haciendo que la flor se tambaleara.

Se levantó y giró, quedando frente a Liliya. El Dios de flores lo abrazó por la cintura, sonriendo ante la obvia diferencia de alturas y por como las hortensias adornaban el cabello del otro Dios, contrastando con el cabello negro y rojizo. Pronto su mirada se unió a la de Fumus, y notó las hortensias en sus manos. Fumus acercó el pequeño pétalo a los labios de Liliya.

El Dios abrió la boca, dejando a Fumus ingresar el pétalo, cuando lo comenzó a masticar Fumus asintió satisfecho. El Dios de Pitch Black tomó un pétalo más y repitió la acción; desprendiendo pétalo por pétalo y dándoselos de comer.

El rancio y nauseabundo sabor de la hortensia se posaba en su boca, su estómago comenzaría a sufrir y que decir de su corazón y pulmones. Sus manos firmes en la cintura del más bajo, sin intensiones de dejarlo escapar. Lo bello es peligroso, y a Liliya le gusta eso. 

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En tumblr vi fanarts de estos dos y pues a putear a Fumus se ha dicho :v

Primera vez escribiendo a Liliya, hasta me emocione xD

One shot, One killDonde viven las historias. Descúbrelo ahora